Hoy se me juntaron para reseñar dos publicaciones bastante recientes,
ambas aparecidas en 2018.
Arranco con el nº1000 de Action Comics, una antología de 80 páginas,
con lomito, muy buen papel y ni uno solo de esos millones de avisos nefastos
que hacen que uno no quiera coleccionar issues ni aunque fueran gratis. La
historia más extensa la escribe y dibuja Dan Jurgens, masacrado sin piedad por
las horrendas tintas de Norm Rapmund. No es que el dibujo sea sublime, pero uno
que leyó mucho a Jurgens se da cuenta de que, con entintadores menos chotos,
los trabajos de este autor se ven mucho mejor. El guión es un poquito frío,
pero tiene la buena intención de poner el foco en los vínculos de Superman con
sus amigos y su ciudad, no tanto en la machaca. Peter Tomasi acomete la dura
tarea de armar una historia con 15 splash-pages dibujadas con mucho power por
Patrick Gleason… y por suerte le queda algo bastante presentable. La que dibujó
Curt Swan no la pude leer porque hice patito precisamente contra el dibujo.
La de Geoff Johns y Richard Donner tiene unos dibujos zarpadísimos de
Olivier Coipel, pero no me interesó para nada. La misma ecuación (dibujos de la
San Puta, guión rayano en la nada misma) experimenté con la de Scott Snyder y Rafael
Albuquerque y con la de Tom King y Clay Mann. Tanto Louise Simonson (que
trabaja junto al maestro Jerry Ordway) como Brad Meltzer (cuyo guión fue
dibujado por John Cassaday) tratan de ofrecer una vueltita más, un ganchito más
atractivo en los guiones, pero lo logran sólo a medias. Acá tenemos también el
debut de Brian Michael Bendis en los títulos de Superman, con 12 páginas que
funcionan como prólogo a la miniserie The Man of Steel, que se quedan en la
machaca a todo o nada contra el enésimo villano alienígena sin personalidad.
Encima dibuja Jim Lee, que (por lo menos para mí) ya perdió toda sorpresa y
todo atractivo.
Dejo para el final la mejor historieta del librito: Actionland, una
cátedra de apenas cinco páginas de los próceres Paul Dini y José Luis García
López, sencilla, divertida, impredecible y exquisita. Me imagino que a los muy
fans de Superman este especial los emocionará mucho más que a mí. Yo me llené
los ojos con unos dibujantes magníficos, pero a nivel guiones, encontré muy
poco para rescatar.
Me vengo a Argentina, para leer El Loco Komare y Otras Historias, un
librito que marca el reencuentro entre Fabio Zurita y Francisco Baron, la dupla
detrás del libro reseñado un lejano 26/12/13. Esta vez tenemos una historieta
de 24 páginas, una de 18 y un montón de relleno (textos, relatos en prosa con
ilustraciones, bocetos, carátulas, hojas en blanco, etc.). Y tenemos además un
salto cualitativo muy notable en el trabajo de Francisco Baron, que acá ya
muestra nivel de sobra para ocupar un lugarcito en la mesa de los grandes
dibujantes de historieta que hay hoy en nuestro país. Las dos historietas, pero
sobre todo la primera (la que da título al libro), tienen mucho espacio para
secuencias mudas, en las que el dibujante se pone el relato al hombro con una
solvencia y un aplomo indescriptibles. Acierta en los ángulos, en los detalles
que enfoca, se zarpa en el armado de la página, le pone toda la garra a las
expresiones faciales para enfatizar lo grotesco o lo bizarro de las situaciones
que tiene que narrar y la rompe cuando pone los grises con el Photoshop. Un
laburo realmente excelente, absolutamente consagratorio de Baron, que andá a
saber por qué no es mucho más conocido en el ámbito local.
El guión de El Loco Komare es simple, sin pretensiones, un poco más
que una mera acumulación de anécdotas, cuyo principal atractivo es el impacto
de algunas secuencias bastante violentas… y obviamente los huevos para animarse
a contar casi toda la historia sin textos. En la otra historieta (La Otra
Explotación) se habla un poco más, pero la temática me interesó un poquito
menos. Acá Fabio Zurita nos cuenta varias peripecias medio inverosímiles que
vive Lucho, en su ruta hacia un encuentro entre poetas… que terminará con todos
peleados entre sí por diferencias políticas. Es una historieta divertida,
intensa, que arranca como una mezcla entre humor y aventura (aventura a nivel
urbano, bien croto, casi lumpen) y termina con una especia de sátira a las
eternas divisiones entre los intelectuales de la izquierda y sus alrededores.
Recomiendo este librito a los buscadores de rarezas dentro del panorama actual
de la historieta argentina, y por supuesto a los que quieran disfrutar del
talento de un Francisco Baron inspiradísimo.
Y nada más. Por ahí vuelvo a postear mañana, por ahí queda para el viernes,
pero ya tengo material leído como para escribir nuevas reseñas. Hasta muy
pronto.
1 comentario:
El Action 1000 en la nada misma, un despropósito de proporciones cosmicas. Esta como realizado asi a los cachetasos. Un numero que tendría que ser al menos más digno por la numeración que llego.
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