Supuestamente mañana lunes
es feriado, pero cuando llevamos varios días de cuarentena obligatoria y
aislamiento, ya todos los días son igual de feriados. O sea que en vez de estar
planificando una salida nocturna típica de víspera de feriado, estoy en casa
tan al pedo como todos estos días previos (y los que vendrán). Aprovecho para
reseñar un par de libritos que leí en estos días.
En 2004 se recopilaron en
un hermoso libro llamado Bellas Artes un montón de chistes de Rep centrados en
artistas plásticos, escultores, dibujantes e historietistas. De las pinturas
rupestres hasta nuestros días, Rep satiriza el mundo del arte en viñetas
repletas de ingenio, en las que asume riesgos importantes, como el de
reproducir en su estilo muchísimos cuadros famosos. Lo que más me gustó es eso,
esos ejercicios de mímesis en los que Rep recrea imágenes que ya vimos mil
veces, y no sólo las hace 100% reconocibles sino que siempre logra filtrar su
estilo personal, que se combina muy bien con el de los distintos artistas a los
que parodia/ homenajea.
También aparecen muchos
artistas caricaturizados, y ahí el autor sale airoso de otro desafío que es el
de lograr la resemblanza con la persona real sin que el trazo deje de ser
claramente humorístico. Esto es algo que Rep logró con creces en la recordada
serie Los Alfonsín, pero que después no retomó en obras posteriores. Así que
fue otra grata sorpresa, ver que no perdió para nada la mano para caricaturizar
personas reales. De especial interés me resultó el capítulo dedicado a los
chistes con historietistas y personajes de historieta, en los que Rep juega con
el Yellow Kid, Krazy Kat, Patoruzú, La Mujer Sentada, Mickey Mouse, Robert
Crumb, Quino y el Viejo Breccia, entre otro íconos.
El libro (editado por Sudamericana)
es muy grande, y no me va a ser fácil encontrarle un lugar razonable para
guardarlo en la biblioteca. Seguramente esto mismo se podría haber disfrutado
igual en un tamaño más chico. Pero el contenido amerita, sin ninguna duda,
comprar el libro y atesorarlo, más allá de cualquier “pero” que pueda generar
la elección del formato.
Me voy a EEUU, año 2008,
cuando Dark Horse publica B.P.R.D. 1946, una saga protagonizada por el Profesor
Trevor Bruttenholm en la época en la que el Bureau era una organización muy
incipiente y Hellboy todavía era muy chiquito como para andar viviendo locas
aventuras por distintos lugares del planeta. Mike Mignola y Joshua Dysart
co-escriben un guión muy oscuro, donde el horror tiene muchísimo peso en la
trama. Estamos en una Berlín recientemente arrebatada de las manos de Adolf
Hitler por rusos y yankis, que ahora se reparten la otrora capital del Tercer
Reich y empiezan a descubrir planes muy jodidos que los nazis no lograron
llevar a cabo.
En este caso, Bruttenholm
pacta una alianza con las fuerzas soviéticas (lideradas por Varvara, el mejor
personaje de la saga) para investigar lo que pudo haber sido el Proyecto Vampir
Sturm, una macabra operación que consistió en inyectarle sangre de vampiros a
los internos de un manicomio para luego lanzarlos contra EEUU. Por supuesto Bruttenholm
y los suyos evitarán que esto se concrete, no sin antes soportar cuantiosas
pérdidas, sucumbir ante el miedo a lo inexplicable y rosquear con demonios y
otras criaturas de dudosa profilaxis. Se podría haber contado lo mismo en
cuatro episodios en vez de cinco, pero en general el guión está bien logrado,
crea tensión, le da chapa a los personajes correctos y recrea muy bien la
época, ese momento en el que –ya sin los nazis de por medio- los EEUU y la URSS
empiezan a plantear cómo va a ser la segunda mitad del Siglo XX.
El dibujante elegido para
esta saga (Vol.9 de la serie del B.P.R.D.) fue Paul Azaceta, a quien me había
cruzado alguna vez en alguna antología, pero de quien no tenía obras más extensas.
Azaceta se zarpa un poco con el uso de fotos retocadas para los fondos y tiene
un trazo sintético, grueso, que le queda bien a una historia de terror. Es como
un John Paul Leon con mucho menos detalle, y con momentos que me hicieron
recordar a dibujantes argentinos como Jorge Zaffino, Gustavo Trigo, los
trabajos más oscuros de Leopoldo Durañona… o incluso a dibujantes italianos de
Dylan Dog. Los demonios y los chimpancés tienen –lógicamente- mucho de la estética
de Mignola, y el color (a cargo de Nick Filardi) abusa un poco de los tonos
oscuros sobre todo en los tres primeros episodios.
No está mal. Si sos fan
del B.P.R.D., o si siempre quisiste ver al Profe Bruttemholm calzarse la pilcha
de héroe protagónico de una saga, o si lo ves barato, entrale con confianza.
Y hasta acá llegamos, por
hoy. Ni bien tenga leídos un par de libritos más, habrá un nuevo posteo acá en
el blog.
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