el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 5 de marzo de 2020

JUEVES DE CHICAS

Hoy tengo para reseñar dos comics protagonizados por chicas, lo cual no está mal si pensamos que el domingo es el Día Internacional de la Mujer. A todo esto, ¿sabían que la palabra “protagonismo” viene de Protágoras, un filósofo griego? Este sofista afirmaba que “el hombre es la medida de todas las cosas” y desarrolló una mirada absolutamente antropocéntrica. Bueno, eso. Todos los días se aprende algo nuevo.
Vamos con el Vol.1 de The Unbeatable Squirrel Girl, un título lanzado por Marvel en 2015, a cargo de Ryan North y Erika Henderson, probablemente pensado para captar lectoras adolescentes, de las que se habían acercado tímidamente al mundo de los superhéroes a través del boom de las películas. Además de los cuatro primeros números de esta serie, el TPB ofrece la primera aparición del personaje, publicada en 1991, en el nº8 de la antología trimestral Marvel Super-Heroes. Este título un engendro repulsivo, una fosa séptica a donde iban a parar las historietas más impublicables de Marvel, sobras de la Marvel Fanfare, sobras de la Marvel Comics Presents, guiones que los coordinadores les daban a pibes y pibas sin experiencia para que probaran a ver si podían dibujar 22 páginas de superhéroes en un tiempo razonable… y además en casi todos los números estaba Steve Ditko, ya veterano, con pocas chances de que lo llamaran para los títulos importantes. El maestro lo dejaban jugar cada tres meses en las páginas de Marvel Super-Heroes y ahí fue donde (en medio de una aventura supuestamente “seria” de Iron Man) aparece Squirrel Girl, se roba el protagonismo durante 22 páginas y queda ahí, en las márgenes del Universo Marvel, como una creación bizarra más de un especialista en poblar las márgenes de los universos superheroicos con creaciones bizarras. Con el coloreado moderno, debo reconocer que el dibujo tosco de Ditko mejora bastante.
Pero vamos a la serie de North y Henderson, que me pareció excelente. Los guiones tienen una combinación loquísima entre aventura clásica y descontrol. El ritmo es frenético, no baja ni un minuto. Las situaciones desopilantes van in crescendo, al punto que en el cuarto episodio Squirrel Girl y su ardillita se enfrentan a… ¡Galactus!. Hay humor físico, comedia de enredos, chistes meta-comiqueros, diálogos afilados típicos de sitcom yanki… Falta que alguno largue un “bwa-ha-ha”, nomás.
Se nota muchísimo que Ryan y Erika AMAN a este personaje y es realmente un gran placer verlo desarrollarse. El dibujo es sintético, expresivo, una mezcla rara y muy eficaz entre la clásica estética superheroica y algo más tipo Archie, con una narrativa cristalina, muy dinámica. El TPB acierta en incluir las páginas de “correo de lectores”, llenas de chistes, al igual que las frases en joda que aparecen al pie de cada página. Quiero más Squirrel Girl, sin ninguna duda.
Salto a Argentina, año 2019, cuando se recopila en libro Al Rey de Constantinopla, una historia que Fer Calvi había serializado en las páginas de Fierro, en la época en que yo ya no la leía. Creo que la única decisión de Calvi que no comparto es la de no revelarnos el nombre de la protagonista. El resto, me gustó mucho, me atrapó, me resultó sumamente interesante.
La trama propone un thriller de ciencia-ficción clásico, con una invasión alienígena encubierta, obviamente con blindaje político y mediático. Una chica que escribe guiones para series de TV va a tratar de llegar al fondo de la runfla y se va a ver envuelta en una aventura en la que hay muchísimo en juego. Todo esto con muy buenos diálogos, bastante introspección, una dosis acertada de acción y los típicos homenajes a comics, películas, series y obras literarias que mete Calvi en todas sus historietas.
Calvi me cerró bien el orto con su otra decisión arriesgada, la de mantener a lo largo de toda la obra la grilla de seis viñetas iguales (la Gran Kirby). Pensé que me iba a saturar leer toda una novela con una única puesta en página, pero el tempo del relato está tan bien manejado y la elección de los planos y enfoques es tan diversa, tan cambiante y asume tantos riesgos, que a las pocas páginas me olvidé que estaba viendo una infinita sucesión de viñetas todas del mismo tamaño. El dibujo está muy logrado, con recursos que el autor incorporó para esta obra, con un manejo notable de las técnicas tanto analógicas como digitales, y con un amplio registro en materia de diseño de personajes, que van desde representaciones bastante realistas a cartoons bien clásicos, bien al estilo de los años ´50. 
No te pongo Al Rey de Constantinopla al nivel de ¡Mexico Lindo!, pero me pareció un muy buen regreso de Fer Calvi al blanco y negro y al relato más clásico, más “de género”. Tengo otro librito del mismo autor ahí, en el aguante, así que pronto tendremos más Calvi, acá en el blog.

Nada más, por hoy. Mil gracias y hasta pronto.

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