Hoy tengo para reseñar dos
comics protagonizados por chicas, lo cual no está mal si pensamos que el
domingo es el Día Internacional de la Mujer. A todo esto, ¿sabían que la
palabra “protagonismo” viene de Protágoras, un filósofo griego? Este sofista
afirmaba que “el hombre es la medida de todas las cosas” y desarrolló una
mirada absolutamente antropocéntrica. Bueno, eso. Todos los días se aprende
algo nuevo.
Vamos con el Vol.1 de The
Unbeatable Squirrel Girl, un título lanzado por Marvel en 2015, a cargo de Ryan
North y Erika Henderson, probablemente pensado para captar lectoras
adolescentes, de las que se habían acercado tímidamente al mundo de los
superhéroes a través del boom de las películas. Además de los cuatro primeros
números de esta serie, el TPB ofrece la primera aparición del personaje,
publicada en 1991, en el nº8 de la antología trimestral Marvel Super-Heroes.
Este título un engendro repulsivo, una fosa séptica a donde iban a parar las
historietas más impublicables de Marvel, sobras de la Marvel Fanfare, sobras de
la Marvel Comics Presents, guiones que los coordinadores les daban a pibes y
pibas sin experiencia para que probaran a ver si podían dibujar 22 páginas de
superhéroes en un tiempo razonable… y además en casi todos los números estaba
Steve Ditko, ya veterano, con pocas chances de que lo llamaran para los títulos
importantes. El maestro lo dejaban jugar cada tres meses en las páginas de
Marvel Super-Heroes y ahí fue donde (en medio de una aventura supuestamente
“seria” de Iron Man) aparece Squirrel Girl, se roba el protagonismo durante 22
páginas y queda ahí, en las márgenes del Universo Marvel, como una creación
bizarra más de un especialista en poblar las márgenes de los universos
superheroicos con creaciones bizarras. Con el coloreado moderno, debo reconocer
que el dibujo tosco de Ditko mejora bastante.
Pero vamos a la serie de
North y Henderson, que me pareció excelente. Los guiones tienen una combinación
loquísima entre aventura clásica y descontrol. El ritmo es frenético, no baja
ni un minuto. Las situaciones desopilantes van in crescendo, al punto que en el
cuarto episodio Squirrel Girl y su ardillita se enfrentan a… ¡Galactus!. Hay
humor físico, comedia de enredos, chistes meta-comiqueros, diálogos afilados
típicos de sitcom yanki… Falta que alguno largue un “bwa-ha-ha”, nomás.
Se nota muchísimo que Ryan
y Erika AMAN a este personaje y es realmente un gran placer verlo
desarrollarse. El dibujo es sintético, expresivo, una mezcla rara y muy eficaz
entre la clásica estética superheroica y algo más tipo Archie, con una
narrativa cristalina, muy dinámica. El TPB acierta en incluir las páginas de
“correo de lectores”, llenas de chistes, al igual que las frases en joda que
aparecen al pie de cada página. Quiero más Squirrel Girl, sin ninguna duda.
Salto a Argentina, año
2019, cuando se recopila en libro Al Rey de Constantinopla, una historia que
Fer Calvi había serializado en las páginas de Fierro, en la época en que yo ya
no la leía. Creo que la única decisión de Calvi que no comparto es la de no
revelarnos el nombre de la protagonista. El resto, me gustó mucho, me atrapó,
me resultó sumamente interesante.
La trama propone un
thriller de ciencia-ficción clásico, con una invasión alienígena encubierta,
obviamente con blindaje político y mediático. Una chica que escribe guiones
para series de TV va a tratar de llegar al fondo de la runfla y se va a ver
envuelta en una aventura en la que hay muchísimo en juego. Todo esto con muy
buenos diálogos, bastante introspección, una dosis acertada de acción y los
típicos homenajes a comics, películas, series y obras literarias que mete Calvi
en todas sus historietas.
Calvi me cerró bien el
orto con su otra decisión arriesgada, la de mantener a lo largo de toda la obra
la grilla de seis viñetas iguales (la Gran Kirby). Pensé que me iba a saturar
leer toda una novela con una única puesta en página, pero el tempo del relato
está tan bien manejado y la elección de los planos y enfoques es tan diversa,
tan cambiante y asume tantos riesgos, que a las pocas páginas me olvidé que
estaba viendo una infinita sucesión de viñetas todas del mismo tamaño. El
dibujo está muy logrado, con recursos que el autor incorporó para esta obra,
con un manejo notable de las técnicas tanto analógicas como digitales, y con un
amplio registro en materia de diseño de personajes, que van desde
representaciones bastante realistas a cartoons bien clásicos, bien al estilo de
los años ´50.
No te pongo Al Rey de
Constantinopla al nivel de ¡Mexico Lindo!, pero me pareció un muy buen regreso
de Fer Calvi al blanco y negro y al relato más clásico, más “de género”. Tengo
otro librito del mismo autor ahí, en el aguante, así que pronto tendremos más Calvi,
acá en el blog.
Nada más, por hoy. Mil
gracias y hasta pronto.
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