A falta de ideas más
ingeniosas, sigo jugando al déja-vu, a tratar de que esta nueva entrada se
parezca lo más posible a las del 26/03 y 01/04.
Así es como empiezo con el
tercer y último tomo de Spirit of Wonder, estas recopilaciones de historias
cortas realizadas por Kenji Tsuruta en la primera mitad de los ´90. Y acá el
autor ya derrapa por completo. El tomo incluye sólo tres historias y se acaba
el tema de los elencos rotativos: ahora todo pasa por un elenco estable
integrado por dos personajes que ya habían aparecido anteriormente, a los que
se suma una chica llamada China, que será la protagonista casi excluyente de
estas últimas 144 páginas. Las peripecias científicas pasan a un tercer plano y
las historias giran en torno a cómo China se vincula con el resto de los
personajes. Hay muchísimo desarrollo para esta joven irascible y volátil, y
también hay excusas muy chotas para que se desnude y luzca un cuerpo perfecto.
Este tercer tramo de
Spirit of Wonder es un manga romántico con algo (poquito) de acción y algo (no
tanto) de comedia. No están más la mayoría de los elementos que hicieron
atractivos (dentro de todo) a las historias de los tomos anteriores, y si antes
yo señalaba cierta falta de idoneidad para los guiones por parte de Tsuruta, en
este tramo ya estamos hablando de un guionista casi indigente, que ni siquiera
se puede dar el lujo de desaprovechar buenos argumentos, porque ahora no los
tiene. Realmente se me hizo difícil llegar al final del tomo, atravesar
semejante maraña de situaciones ridículas, caprichosas, trilladas o simplemente
mal planteadas o mal resueltas.
Menos mal que el dibujo
sigue siendo maravilloso, hipnótico, generoso en texturas, detalles, matices,
con un trazo elegante, versátil, con la belleza como rasgo principal, como
condición que emparenta a rostros, cuerpos y paisajes. Este nivel de dibujo,
combinado con guiones de aceptables para arriba, constituiría un hito en la
historia del Noveno Arte muy difícil de superar e incluso de explicar. Pero
bueno, Tsuruta tuvo mala suerte con los guionistas, le tocó él mismo. Mi
consejo es que captures un tomito de Spirit of Wonder, lo atesores por los
dibujos, y sólo si sentís que no es suficiente le entres a los otros dos.
Y no, no tengo otro tomo
de Ant-Man para reseñar, porque creo que no hay más. Peeeero, tenía sin leer el
Vol.1 de FF de Matt Fraction y Mike Allred, con las historias que van entre el
libro reseñado el 29/05/14 y el reseñado el 25/08/15. Me faltaba un tomo en el
medio, lo conseguí (hace ya mucho tiempo) y mal y tarde, lo leí. ¿Cómo engancha
esto con la “consigna” del déja-vu? Como se ve claramente en la portada,
Ant-Man es uno de los protagonistas de esta serie, probablemente el mejor
tratado por Fraction en estos episodios.
Pero el equilibrio está
muy bien logrado: hay momentos fuertes para Medusa, un episodio protagonizado
casi en soledad por She-Hulk (un reencuentro romántico con el ídolo Wyatt
Wingfoot) y una secuencia en la que el guionista se juega entero para que le
tomemos cariño a Darla Deering, la chica de 19 años que “se calza la pilcha” de
The Thing. Y también hay muchos personajes secundarios, algunos (como
Bentley-23) muuuuy interesantes, y unos cuantos villanos de los clásicos
enemigos de los Fantastic Four titulares.
Fraction y Allred paran en
la cancha un equipo repleto de figuras y salen a divertirse, a tirar magia.
Cero especulación, cero línea de cinco, cero mediocampo más poblado que las
morgues de New York. Acá hay alegría, magia, sorpresa, algún que otro misterio,
algo de desarrollo de personajes (no tanto, pareciera que Fraction sabía que su
etapa en FF iba a ser corta y que prácticamente todo lo que plantea en esta
serie se iba a barrer rápidamente abajo de la alfombra), y un bolonki muy
atractivo, que crece hacia la resolución que ya vimos hace mil años en el
segundo y último TPB de la serie. Ojalá todos los comics tuvieran esta frescura
en los diálogos, en los planteos argumentales y en la interacción entre los
personajes.
Por supuesto si el guión
fuera lamentable, esto igual brillaría en cualquier biblioteca gracias a los
magníficos dibujos de Mike Allred, que derrochan imaginación, onda, dinamismo,
y sobre todo amor por los personajes. Obviamente en Silver Surfer va a volver a
subir la vara y FF empalidecerá frente a la siguiente cátedra del maestro. Pero
esto está realmente muy, muy bien. El único episodio que no dibuja Allred va a
manos de Joe Quiñones, también, un toquecito por debajo de lo que vimos en su
maravillosa etapa al frente de Howard the Duck. Nada de qué quejarse,
obviamente, ya que tanto Allred como Quiñones están más que capacitados para
emocionar al lector incluso laburando a media máquina, y acá ninguno de los dos
parece estar guardándose nada. Simplemente en sus siguientes trabajos la
rompieron aún más.
Y ahora sí, no tengo más
material ni de Kenji Tsuruta ni de Ant-Man para armar otro posteo clonado de
los anteriores. Veremos con qué me sorprendo a mí mismo en los próximos días.
Ni bien tenga leídos un par de libritos más, los comentamos acá en el blog.
2 comentarios:
Igual la próxima te toca alternar con post de autores españoles y argentinos, así que tenés tiempo para pensar...
Ahora estoy con un libro de autor argentino. Mañana veré qué agarro para leer. Tengo dos de Thomas Ott en el aguante, por ahí voy con uno de esos.
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