Hoy me aboco a reseñar un
sólo libro, ya que por su extensión me tomó muchas horas de lectura y por su
contenido da tela como para cortar a lo largo de un par de párrafos más que los
que habitualmente le dedico a cada TPB.
Este libro recopila los 10
episodios de Rebels que editó Dark Horse entre 2015 y 2016. Rebels fue una
breve serie escrita por Brian Wood, que reunía varias historias vinculadas a la
guerra por la independencia de los Estados Unidos, con énfasis en el costado
más humano, más cotidiano de estos hombre y mujeres a los que un día les tocó
ser soldados en la guerra contra el imperio más poderoso que tenía el planeta
en el último tercio del Siglo XVIII. Con vastas diferencias temporales y
geográficas, el planteo de Wood no es tan distinto al de la recordada
Northlanders: hay una saga inicial extensa, que construye minuciosamente a un
protagonista (en este caso Seth Abbott, hijo de granjeros de Vermont), y
después varios relatos más cortos, con otros personajes, y algún regreso más
breve del protagonista inicial.
Claro que en 10 números no
se puede hacer la misma magia que en 50, por eso ya de movida Rebels tiene
pocas chances de eclipsar a Northlanders. Pero si obviamos la comparación y
leemos Rebels en seco, sin ningún contexto, nos vamos a encontrar con una
excelente premisa (el backstage de una guerra revolucionaria que cambió la
historia del mundo), varios personajes muy bien desarrollados, conflictos
reales, humanos, a los que el conflicto mayor (la guerra) les agrega espesor
dramático, y una investigación exhaustiva del período histórico, que le brinda
al lector muchísima información de un modo para nada aburrido, a años luz de
esa avalancha de información innecesaria que hace tan difícil de leer obras
como From Hell, por citar “una que sepamos todos”.
Quizás el único problema
de Rebels esté en la extensión que le dio Wood a cada historia. La principal,
la de Seth Abbott, se podría haber contado tranquilamente con 30 páginas menos.
La de Silence Bright, que dura apenas 16 páginas, daba para seguirla bastante
más. Y de las tres que duran 22 páginas, hay dos perfectas (la de Sarah Hull y
la de la amistad entre el milico inglés y el aborigen) y una que aporta poco y
nada, a la que no arreglás ni agregándole páginas ni compactándola para que dure
menos.
Seguramente el rubro en el
que Rebels pierde por goleada contra Northlanders es el de los dibujantes. Acá
el que más páginas dibuja es Andrea Mutti, un dibujante al que Wood tuvo de
suplente en DMZ y que para mi gusto tiene poca onda, poco despliegue. Es un
dibujante correcto, sin pifias ni tiradas a chanta, pero desangelado, crudo,
sin magia, como si un dibujante de aventura clásica de los años ´50 se
propusiera convertirse en una especie de… Guy Davis pero se detuviera a mitad
de camino. El color de Jordie Bellaire es hermoso (como siempre) y realza los
climas en todo el amplio abanico de escenas que recorre la historia. Y de los
dibujantes invitados para las historias cortas, la que más me gustó es Ariela
Kristantina, quien le pone mucha más onda que Mutti, sin descuidar para nada el
rigor histórico en la ambientación. Lamentablemente son pocas las páginas que
le aporta al tomo esta artista nacida en Indonesia y hoy radicada en EEUU.
Hay un segundo libro de
Rebels, que compila los ocho episodios publicados con el título de Rebels: These Free and Independent States, y que
por supuesto no tengo (acepto donaciones). Esa segunda tanda de episodios
terminó de salir en 2017 y tiene –una vez más- a Andrea Mutti como dibujante
principal, complementado en las historias cortas por otros artistas menos
conocidos. Y no hay nada más. Después vino la “caída en desgracia” de Brian
Wood, acusado de tirarle los galgos de mala manera a dos chicas (en distintas
situaciones, con años de distancia), y en poco tiempo lo perdí de vista, a
medida que las puertas de las editoriales se le fueron cerrando a raíz de estas denuncias.
Obviamente al no conocer
los casos, ni conocer personalmente al y las involucrad@s, no estoy habilitado
a opinar acerca de las denuncias. Pero me queda un sabor amargo en la boca,
porque durante 20 años Wood me dio muchas alegrías como guionista de historieta,
me emocionó, me hizo pensar, me transmitió muchísimos conocimientos, me resultó
una voz coherente, sensible, inteligente, un típico exponente de esa “izquierda”
yanki bien monolítica, bien termo… y lamentablemente bien minoritaria. Por ahí
detrás de esa impronta autoral tan copada hay un machirulo, un tipo jodido, o
un pelotudo, liso y llano. Y sería una pena que así fuera, aunque eso no nos
impide a los fans de su obra, y muy especialmente a los fans de la historia de
la independencia de nuestro continente, disfrutar y sufrir con los relatos (más
desgarradores que épicos) que Wood conjuró en Rebels.
Grazie per tutti e ci
vediamo.
1 comentario:
Gracias por las recomendaciones de lectura, Andres. Siempre leo el blog, pero como casi todos los hijos de puta que lo leen nunca dejo comentarios, así es el comiquero, un soritario mitad sorete mitad otario y sin duda solitario. Abrazos.
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