jueves, 7 de julio de 2022
NOCHE DE JUEVES
Tal como lo suponía ayer, hoy vamos con las reseñas de un par de libritos que tengo leídos, ambos bastante recientes.
En 2020, para festejar el 80º Aniversario del Joker, DC publicó una antología de 100 páginas que incluye 10 historietas inéditas protagonizadas por el principal villano de la editorial, casi todas de ocho páginas. Algunas intersectan con momentos concretos de la historia canónica del Joker y otras no, pero no es eso lo que importa en este tipo de especiales, me parece. Vamos a recorrer el material.
La primera historia se queda en el impacto y la mala leche, no va más allá. El guion de Scott Snyder amaga con levantar vuelo, pero no llega. El dibujo de Jock, maravilla absoluta. La segunda, a cargo de James Tynion y Mikel Janín, son como un complemento a aquel número de Batman en el que nos narraron el origen de Punchline. Los diálogos están muy buenos y el dibujo, muy frío. La tercera es más corta (seis páginas en vez de ocho) y está bien, porque es un chiste largo. La idea de Gary Whitta y Greg Miller es buena, y el dibujo de Dan Mora es preciso y precioso. Pero si la estiraban más, perdía totalmente la gracia. La cuarta historia, a cargo de los maestros Denny O´Neil y José Luis García López, es una especie de prólogo encubierto a The Killing Joke: acá nos enteramos de dónde sacó el yosapa la cámara fotográfica y la camisa de las palmeras y el short el que le veremos usar al momento de cometer una de sus más atroces felonías. Pero eso no hace que la historia sea buena. Ni siquiera el dibujo de García López está en un nivel digno de la leyenda. La de Peter Tomasi y Simone Bianchi es una excusa bizarra para que el ídolo italiano dibuje lo que tiene ganas de dibujar: una secuencia onírica, vehículo ideal para el asombroso virtuosismo de este monstruo hoy más cerca de la ilustración que de la historieta.
Guarda, que en la segunda mitad mejora: La historia que aportan Paul Dini y Riley Rossmo es graciosa, picante y profunda a la vez, y está dibujada como los dioses. Tom Taylor le agrega una faceta casi tierna a un personaje habitualmente despiadado, en una breve historia con los mejores diálogos del librito. El dibujo de Eduardo Risso es glorioso, y se da el lujo de ponerle al co-protagonista la camiseta de Rosario Central. Después de que pelaran chapa dos maestros argentinos, les toca a los brazucas: Eduardo Medeiros co-escribe con Rafael Albuquerque una historia que dibuja este último en un nivel superlativo, seguramente el mejor trabajo que realizó para una editorial de EEUU. El guion no es una maravilla, pero tampoco apesta. Y nos quedan dos, ya con una calidad no tan zarpada como lo que vimos recién: una escrita y dibujada (bastante bien) por Tony Daniel, y una locura, un trip demencial, perturbador y caótico, a cargo de Brian Azzarello y Lee Bermejo, que engancha bien con la onda de la novela gráfica que supieron obsequiarnos unos cuantos años atrás. Complementan pin-ups inéditos y portadas clásicas (como para arrimar a las 100 páginas) y el balance general es positivo, sobre todo si sos fan del payaso criminal.
Me vengo a Argentina, año 2021, cuando se da a conocer El Pueblo del Mal, una historieta absolutamente académica, porque tiene guionista y dibujante hinchas de Racing. Está escrita por Ricardo De Luca y dibujada por Horacio Lalia, y por su estructura episódica parece estar pensada para publicarse en las revistas italianas de Aurea (no sé si eso sucedió). En total la serie supera las 140 páginas... y se hace larga. De hecho, cambia de rumbo un par de veces, como si los autores quisieran hacerla durar lo más posible. El que pintaba para villano grosso muere en el cuarto episodio, lo que parecía un caso "policial" de asesinatos en serie se revela como obra de un monstruo de origen sobrenatural... Hay capítulos enteros dedicados al pasado (los secret origins) de dos o tres personajes importantes... Cerca del final, se acumuló una cantidad de información tan voluminosa, que no se condice con la poca empatía que generan los personajes, ni con la llamativa facilidad con la que en última instancia (y cuando a la serie le quedan seis viñetas) derrotan al mal.
El argumento, entonces, no me pareció muy logrado, y si banqué los trapos hasta el final fue porque el guion tiene buenos momentos. Los bloques de texto están muy bien escritos, sobre todo en esos episodios en los que el narrador omnisciente le habla a Mondragón. Y me copó que en una obra ambientada en el Medioevo, en algún lugar de Europa, De Luca opte por un castellano más rioplatense que clásico, donde los personajes se tratan de vos.
Del dibujo de Lalia, lo que más me gustó fueron los fondos y la vestimenta de los personajes. Después de tantos años de dibujar historietas de Nekrodamus, el maestro juega MUY de local en la ambientación que le pide El Pueblo del Mal y ahí saca mucha diferencia. Después, las expresiones faciales están un poco desparejas (en algunas deja la vida, otras parecen resueltas así nomás), la anatomía por momentos está un poco dura, el diseño de las criaturas monstruosas no me pareció demasiado inspirado, y -como suele suceder- me marea un poco la puesta en página, con esas viñetas diagonales que a veces no entiendo en qué orden deben ser leídas. Reitero mi pedido a los editores y guionistas que trabajan con Lalia (que son unos cuantos) para que le recuerden al maestro que sus mejores historietas son las que tienen puestas en página clásicas, tradicionales, con las viñetas en tres tiras prolijas, yuxtapuestas de modo diáfano, sin pisarse, sin adoptar esas formas de paralelogramo que le enkilomban mucho el flujo de la narrativa.
Después, hay varios detalles mejorables en la edición, pero me imagino que esta obra está apuntada a los lectores que buscan aventuras clásicas, no lindos diseños, colores flasheros y tipografías vanguardistas. Así que en ese tema no me voy a meter.
Ya estoy avanzando con otras lecturas, así que prometo nuevas reseñas para muy pronto, acá en el blog. Gracias y hasta entonces.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
El guion de O'Neil si mal no recuerdo fue el ultimo que pudo hacer antes de morir (si bien su historia para el especial 80 años de Green Lantern apareció después) y lo hizo mientras estaba muy enfermo así que se le deja pasar. En cuanto a García López, pues supongo que los años no pasan en balde...
De todas formas creo que la historia habría funcionado con otro remate, si el Joker hubiera matado a esa gente por accidente, lo hubiese encontrado hilarante y se hubiera cagado a reír, o algo así, el giro final habría funcionado bien. Como esta, es demasiado obvio y directo.
Ya que estamos acá una pregunta indiscreta, ¿porque los argentinos a veces ponen las palabras en desorden como en este caso "yosapa"?
No es algo de argentina en general, sino de Buenos Aires. Se llama "hablar al vesre", o sea, al revés. Dolobu, japi, sope... todo el tiempo usamos palabras con las sílabas (o letras) en desorden. Algunas son maravillosas, como "zoncilloncal" o "chabomba".
Publicar un comentario