Hoy es 27 y justo estaba
leyendo Morir a los 27, una magnífica antología producida por Loco Rabia, que
nos invita a descubrir las vidas (y muertes) de siete figuras de la música que
tuvieron la pésima idea de palmar a los 27 años. Las siete historietas tienen
la misma duración (24 páginas) pero fuera de eso, son todas muy distintas entre
sí. Te invito a recorrerlas.
En la primera historia,
Alejandro Farías y Marcos Vergara (dupla que ya se conoce de memoria) se meten
con la trágica historia de Robert Johnson. Una historia que se contó
chotocientas veces, siempre centrada en el cruce de caminos, el pacto faustiano
y demás. Farías y Vergara no pasan por alto ese episodio, pero desplazan el
foco de la historia hacia otro conflicto, de índole racial y de clase.
Finalmente vendrá por ese lado el prematuro desenlace de la promisoria carrera
de este virtuoso de la guitarra. El riesgo de no basar todo en el pacto es
enorme, pero la verdad que el camino alternativo que explora la dupla resulta
sumamente satisfactorio, por su originalidad y sobre todo por su espesor
dramático. En la faz gráfica, Vergara
vuelve a sorprender a propios y ajenos con un nuevo grafismo (otro más y van…),
una línea clara y chunga a la vez, repleta de dinamismo y de expresividad, con
el nivel de detalle exacto que requiere cada composición. Otro gran hallazgo
del imparable autor oriundo de San Nicolás.
Matías Giamportone (a
quien nunca había oído nombrar) se ocupa de la historieta protagonizada por
Jimi Hendrix y elige hacer foco en vacío existencial que siente el ídolo de la
psicodelia en sus últimos días de vida. Es una historieta con poco texto, que
casi describe más de lo que narra, en la que prácticamente no pasa nada. La
clave está en la exploración puertas adentro de lo que flashea y/o reflexiona
Hendrix… Y sí, para 24 páginas es poco. Me hubiese gustado ver a Giamportone
contar algo más de la convulsionada vida de esta estrella incandescente del
rock de los ´60. Por suerte el dibujo es
muy lindo (pierde un poquito la “traducción” a grises de algo que parece estar
pensado para publicarsea a todo color) y las transiciones entre viñetas, el
armado de las secuencias y la puesta en página son todos puntos a favor.
La tercera integrante del
Club de los 27 es Janis Joplin, y la dupla integrada por Javi Hildebrandt y
Lauri Fernández elige otra alternativa extraña: en vez de centrarse en la vida
de la cantante, juegan a mostrarnos los cruces entre ella y el glorioso Robert
Crumb, otra figura emblemática de aquellos álgidos años de fines de los ´60,
cuando la cultura estadounidense bullía como nunca. El guión de Javi opta por
una lógica más parecida a la de los sueños que a la de las biografías, con
saltos medio inexplicables entre una secuencia y otra, sin trazar una curva
dramática ni plantearse un relato lineal. El dibujo de Lauri, a puro lápiz sin
entintar, es una exquisitez, una orgía de líneas y texturas de gran belleza
plástica. Y en la planificación de las secuencias también sobran los hallazgos.
Rodolfo Santullo y Facundo
Belgradi se ocupan puntualmente de los distintos enigmas, contradicciones y
zonas grises que rodean a la muerte de Jim Morrison. El guión repasa y evalúa
todas las versiones que hay sobre el suceso, que obviamente chocan de frente
unas contra otras. Un gran trabajo de documentación por parte de Santullo, muy
bien complementado por Belgradi desde el dibujo, en el que se lucen algunos
diseños de página rupturistas y un gran combo entre entintado tradicional y
grises aplicados con aguadas.
El mejor guión, el que más
me cerró, el que más me informó, el que más me hizo sentir que me iba del libro
conociendo a fondo al personaje, es el que escribió Nicolás Peruzzo para la
historieta sobre Kurt Cobain. Acá está todo: la carrera musical del prócer del
grunge, sus inspiraciones, sus convicciones, sus contradicciones, los
escandaletes de su vida privada, los mambos y las angustias que lo llevaron a
quitarse la vida de un escopetazo… Peruzzo entiende a Cobain quizás más que el
propio Cobain, y eso se disfruta muchísimo en estas 24 páginas. El dibujo de
Camila Torre Notari acompaña correctamente, sin disputarle nunca el
protagonismo al guión.
Alejandro Farías aborda
junto a varios dibujantes (que camuflan sus estilos para parecer uno solo) la
historia de Rodrigo, el ídolo del cuartetazo cordobés. Obviamente daba para
hacer una historieta mucho más extensa, por eso Farías elige centrarse en los
inicios de Rodrigo, darle mucha bola a ese tránsito entre el pibe que sueña con
ser cantante y el momento en el que “el Potro” acaricia la consagración. Se
nota que detrás de estas páginas hay una investigación grossa, que Farías no
debería desaprovechar. Yo que él, reconvierto parte de este material en un
primer episodio de una novela gráfica extensa y exhaustiva que narre la biografía
de Rodrigo, que seguro la rompe.
Y termino con la de Amy
Winehouse, una historieta muy rara escrita por Damián Connelly y dibujada por
Nicolás Brondo (autor también de la espectacular portada del libro). Acá no tienen
peso ni la vida, ni la carrera artística ni la muerte de la cantante británica,
sino que todo gira en torno de una chica cualquiera, cuya vida conecta mínimamente
con la de Winehouse. Es una historia intensa, por momentos perturbadora,
dibujada por Brondo en un nivel zarpadísimo, pero es la que menos cuadra dentro
de la consigna del libro.
Cierro con un balance muy
positivo, la recomendación para que los fans de estos músicos y estos
historietistas compren el libro y el aplauso para el que tuvo la idea de elegir
este tema para una antología de historietas. ¡Rocanrrollnennnnnaaaa!
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