el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 13 de agosto de 2019

VAMOS QUE SE VAN

Bueno, parece que la pesadilla neoliberal se termina en Diciembre. Un gran alivio. No me quería ir del país… ni quedarme a aguantarlos otros cuatro años de saqueo y destrucción. Vamos con algunas reseñitas, para no perder la costumbre.
Mal y tarde le entré a Ernie Pike: Cuatro Décadas, un libro de 2007 que rejunta varias historias del corresponsal de guerra creado por Héctor G. Oesterheld cincuenta años antes, y que por algún motivo nunca se habían recopilado en libros. O sí. La historia corta dibujada por Alberto Breccia estoy seguro que la incluyó Colihue en uno de los brolis de la colección naranja… Pero hay material que no conocía y me gustó mucho, principalmente la historia con la que abre el tomo. En apenas tres páginas, Oesterheld y el maestro Eugenio Colonesse (mucho más conocido en Brasil que en Argentina) narran una historia redondísima, con un giro final muy lindo… y una cantidad de texto que hubiese quedado mejor repartido entre siete u ocho páginas. ¿Qué va´cer? Es material de los años ´50, cuando Oesterheld se zarpaba mal con los bloques de texto y los diálogos… y no era una marcianada. Casi todos los guionistas hacían lo mismo.
Todo lo contrario pasa en la historia de 1963, dibujada por un irreconocible (y muy joven) José Muñoz, donde casi no hay texto. La brecha estética que hay entre 1959 y 1963 es impactante, como si en vez de cuatro años hubiesen pasado 30 ó 40. Las dos historias de los ´70 (una dibujada por Néstor Olivera y la otra por Solano López) muestran un equilibrio mucho más logrado entre texto e imagen. Oesterheld no se zarpa con los masacotes de texto y tampoco son historietas de 12 páginas de las cuales 10 son mudas. Las dos son muy buenas historias, si bien Solano dibuja la suya a un nivel un poquito por debajo de lo que solía pelar en esta época (mediados de los ´70). Después vendría la secuela de El Eternauta y ahí sí, tendremos al Solano Perfecto, el tocado por la varita mágica que tanta gloria desparramaría prácticamente hasta el cierre de la década del ´80.
Finalmente, en 1986 y con Oesterheld ya desaparecido hacía muchos años, Juan Giménez hace una remake de un episodio clásico, originalmente dibujado por Colonesse, que aparece en las páginas de Fierro, en estremecedor blanco y negro. Visualmente, estas son las mejores seis páginas del libro, no sólo porque se ven más modernas, sino por la enjundia, el arrojo con el que el astro mendocino se manda a redibujar esa muy buena historia de HGO. Si estás descubriendo a Ernie Pike ahora, con las nuevas ediciones que recopilan las historias dibujadas por Hugo Pratt, fijate si podés sumar a tu experiencia de lectura este breve pero efectivo compilado de sobras y rarezas, como para tener más completo el vibrante recorrido de Pike por el mundo de las viñetas. Ah, me acaba de caer la ficha: casi 10 años escribiendo este blog y esta es mi primera reseña de un libro de Oesterheld. Un disparate.
Tenía colgada Velvet desde hace casi dos años (la reseña del Vol.2 apareció acá el 11/09/17) y ahora sí, me clavé el tomo final de esta magnífica serie de Ed Brubaker y Steve Epting. No quiero agregar nada a lo ya mencionado en materia de argumento, porque acá es cuando se resuelve todo y cualquier pista que tire puede resultar un spoiler muy choto. Lo único que voy a decir es que está muy bien explicado por qué los adversarios de Velvet desaprovechan todas esas oportunidades que tienen para hacerla boleta.
Como todo buen comic de espionaje a la James Bond, Velvet tiene acción, escapes imposibles, una runfla espesa, que te intoxica a medida que te das cuenta de que acá no hay ni buenos ni malos, un buen uso del contexto histórico (principios de los ´70), lindos garches, diálogos afiladísimos entre profesionales de la ambigüedad y el bluff, una intriga compleja, que nos lleva de Europa a EEUU y de los callejones más sórdidos a las más altas esferas del poder… y por sobre todo eso, un gran trabajo en el personaje central (Velvet Templeton), a la que definitivamente me gustaría ver volver (como a la que te jedi).
El dibujo de Epting se acopla perfectamente a esta atmósfera densa, de tono muy realista, sin margen para la estridencia pochoclera que asociamos con el comic de superhéroes. Imaginate una especie de Paul Gulacy en Master of Kung-Fu, pero mucho más relajado, sin tanto énfasis en la machaca y sin los trucos narrativos heredados de Jim Steranko y Bernie Krigstein. Más o menos para ese lado agarra Epting, muy bien complementado por la colorista Elizabeth Breitweiser. Si no te rompen las bolas las heroínas moralmente ambiguas, que matan y mienten a ocho manos mientras fuman, chupan y se voltean chongos, no tengo dudas de que Velvet te va a resultar una serie cautivante, fuerte y sumamente satisfactoria.

Y hasta acá llegamos, por hoy. Seguramente vuelvo a postear pronto, ni bien tenga un par de libritos más leídos. Abrazo nac & pop para todos los que le dijeron “basta” a la Pesada Gerencia.

2 comentarios:

Milo Garret dijo...

Muy apropiado HGO para el contexto, abrazo!

spidergato dijo...

Hola Andres!!! no te vas!!!!... che podría salir una nota en la comiqueando de la historia de publicación de las obras de HGO en Argentina?? para ver como conseguir todo de este genio de la historieta.