el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 7 de agosto de 2019

TARDE APACIBLE

Por supuesto que esta tarde me gustaría estar en Rosario haciéndole el aguante a los Fernández, pero bueno, me toca estar tranqui en casa y aprovecho para reseñar algunos libritos que me devoré en estos últimos días.
Empezamos con el Vol.4 de Oyasumi Punpun, la serie del maestro Inio Asano que estoy disfrutando muchísimo gracias a la edición de Ivrea. Felizmente, el autor repite en este tomo la fórmula del Vol.3: la mitad de las páginas son para la historia de Punpun y la otra mitad para la historia de su tío Yuichi. Todo el arco argumental de Yoichi es tremendo, te pone mal de lo bueno que está. Nunca había visto un manga que se metiera tan a fondo en los sentimientos y los pensamientos de un adulto, que pudiera poner en textos e imágenes tantas cosas que uno alguna vez pensó o sintió a la hora de vincularse afectiva o carnalmente con personas del sexo opuesto. Es increíble como algo tan normal, tan ordinario como la dinámica de una pareja, las inseguridades, los silencios, los miedos, los celos, el deseo, se pueden plasmar en un papel de un modo tan espectacular, con semejante despliegue gráfico, con tantas ideas y tantos recursos para que el lector sienta en carne propia lo que están viviendo los personajes. Lo que hace Asano en estas páginas es profundo, es arriesgado, es asombroso por su sinceridad, su emotividad y su efectividad a la hora de conmovernos.
Y el tramo centrado en Punpun tampoco está mal, eh? Esta vez  todo gira en torno a un torneo de badmington, y Asano se revela como un mangaka notablemente dotado para contar gestas deportivas. Las páginas en las que el Senpai Yaguchi juega al badmington tienen ese power hiper-kinético que le vimos hace no mucho a los partidos de ping-pong del maestro Taiyo Matsumoto, y en las restantes avanza a ritmo muuuuy pachorro la telenovela de Punpun y la bella y esquiva Aiko, también contada desde lo más hondo de los sentimientos del pibe con pinta de pajarito fantasma. En el medio hay chistes groseros, breves pinceladas de comedia estudiantil, metidas para romper de modo efímero ese clima raro, denso, siempre más propenso a la melancolía y la introspección que a la joda pavota típica de los adolescentes. 
Oyasumi Punpun es un manga de una intensidad infrecuente, con un enfoque totalmente único, potenciado por el dibujo descomunal de Inio Asano, prendido fuego y secundado por un equipo de siete asistentes, todos merecedores de una larga y sentida ovación. Voy por más Punpun, en cualquier momento.
Justo cuando están todos muy cebados con la serie de TV de The Boys, yo me pongo a leer otra obra de Garth Ennis que consiste en tomar los clichés del género superheroico y mezclarlos (en realidad, enchastrarlos) con chistes pasados de rosca que van para el lado de la violencia extrema, el sexo y la escatología. All-Star Section Eight salió en 2015 y acá el irlandés vuelve a formar equipo con el gran John McCrea para traernos 120 páginas de delirio, descontrol y groserías. Hacía bastante que no leía obras de Ennis 100% en joda con lo cual me reí bastante con Section Eight.
Las apariciones de los superhéroes clásicos de DC (Superman, Batman, Wonder Woman, Hal Jordan, Martian Manhunter y un montón de personajes del palo místico-vertiguesco) están bastante al pedo, porque la verdad que con Six-Pack y sus impresentables adláteres alcanza y sobra para que la serie mantenga alto el nivel de humor chocante y bizarreada al límite. De hecho, lo mejor que tiene la saga es que Ennis se decide a profundizar un poco en Six-Pack, a contarnos un poco más de dónde viene y por qué hace lo que hace. Los personajes nuevos no están mal, y siempre es un gusto (mal gusto, pero gusto al fin) reencontrarse con creaciones como Baytor, Dogwelder y el inexplicable Bueno Excelente. Creo que cualquier comic donde aparezcan esos tres personajes merece ser comprado.
All-Star Section Eight forma parte de una sub-continuidad de DC de la que sólo Garth Ennis se hace cargo. Es parte de ese “pliegue en la realidad” que incluye la etapa de Ennis y McCrea en Demon, todo Hitman y aquel irrepetible (por lo extremo) one-shot de Hitman y Lobo, una guarrada que hoy no se publicaría ni en pedo en ninguna editorial. Ennis ambienta todas estas historias en Gotham… pero es obvio que ningún guionista de Batman ni de ningún otro personaje de Gotham puede incluir a Six-Pack y Section Eight en sus historias. Y por otro lado, los héroes que visitan el bar de Noonan lucen sus trajes perfectamente tomados de la época del New 52, con los cuellitos mao, Superman sin calzones rojos, Diana con la vincha plateada, etc.
El dibujo de McCrea está buenísimo, mucho mejor que en sus trabajos para DC de los ´90. Más elegante, más para el lado de Cam Kennedy, y a la vez más suelto, más versátil, siempre generoso en las expresiones faciales, cuanto más grotescas mejor. El colorista John Kalisz suma un montón a esta estética crota, barriobajera, que consigue hacernos sentir el olor a birra barata, a chivo, a meo, a vómito. Si no te gustan los chistes asquerosos ni la machaca descerebrada, igual podés disfrutar de Section Eight por los dibujos.
Nada más, por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog. 


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