Bizarro flashback a los
albores del blog, al lejano 17/08/10, cuando me tocaba reseñar el essential
anterior a este. Y sí, volvemos a la Verdul Age, con un nuevo masacote que trae
básicamente todo lo que se publicó de los Fantastic Four entre mediados de 1977
y mediados de 1979. O sea que arrancamos en el nº 184, cuando todavía Len Wein
escribía y coordinaba esta serie, y llegamos hasta el nº207, justo a la mitad
de la etapa de Marv Wolfman, en la que ya estaba Jim Shooter como Jefe de
Coordinadores y no dejaba que los guionistas coordinaran además las series que
escribían.
La transición de Wein a
Wolfman es casi imperceptible: Ninguno de los dos sorprende ni entusiasma
demasiado en su paso por esta serie, que –digamos la verdad- en los ´70 era más
bien intrascendente. Wein se da el lujo de dejar la serie tras el nº194, con
los Fantastic Four disueltos hacía ya varios números. Esa es la única idea
interesante que aportan los números escritos por el co-creador de Wolverine y
Swamp Thing: separar al cuarteto y empezar a contar historias en las que las
vidas de Reed, Sue, Johnny y Ben prácticamente no se cruzan. Ni siquiera
resuelve el plot de los poderes de Reed (los perdió en el tomo anterior): eso
quedará para su sucesor y amigo Marv.
Y por supuesto, Wolfman
empieza a construir de a poco el regreso triunfal del cuarteto, que coincidirá
(lógicamente) con un nº200 un poco mejor que el promedio de estos años y un
nº201 malísimo, pero donde se oficializa la vuelta de Reed (ya con los poderes
de siempre), su esposa, su amigo y su cuñado como equipo. De ahí en más los
guiones vuelven a sumergirse en los pantanos de la irrelevancia y el
aburrimiento, con la aparición de uno de los villanos más pedorros de todos los
tiempos (the Monocle) y con tres de los FF mezclados en una saga cósmica que
empalmaba con las tramas que Wolfman venía desarrollando en la revista de Nova,
y que obviamente vendía mucho menos que la de los Fantastic Four. Esa saga se
va a extender muchos números, prácticamente hasta el final de la Era Wolfman,
así que para enterarse cómo termina hay que comprar las revistitas o el TPB que
recopila los primeros números de John Byrne en esta serie, que son parte de esa
poco atractiva epopeya.
Len Wein tiene como
dibujante en casi todos sus números a George Pérez, mientras que en casi todos
los números de Wolfman el dibujante es Keith Pollard. Pero claro, falta un dato
fundamental y es que el entintador de toda esta etapa es Joe Sinnott, un tipo
con un estilo tan fuerte, tan marcado, que se lleva puestos a todos los
dibujantes a los que entinta. El cambio de Pérez a Pollard, por ejemplo, no se
nota ni en la anatomía ni en las expresiones faciales. Hay que estudiar
detalles menos superficiales como la puesta en página o cierto despliegue de
detalles en los fondos, porque Sinnott hace que ambos dibujantes se vean
básicamente idénticos. Lo mismo pasa cuando entra algún suplente a cubrir un
bache o dibujar un Annual. John Buscema logra traspasar apenitas el estilo
aplastante de Sinnott con su virtuosismo en materia de anatomía y expresiones
faciales, pero su hermano Sal, en cambio, no logra distinguirse en lo más
mínimo de Pollard gracias al trabajo del entintador.
Lo bueno es que, incluso
muy eclipsado por las tintas, Pérez transpira a full la camiseta y nos regala
páginas espectaculares, mientras que Pollard (por entonces mucho menos
conocido) pone todo lo que tiene y hace un papel bastante decoroso. Se nota
bastante como a lo largo de los episodios se compenetra más y se entiende mejor
con los guiones de Wolfman, a los que hace más amenos, menos densos. De hecho,
una vez que Wolfman y Pollard se harten de los caprichos de Jim Shooter y se
vayan a DC, seguirán trabajando juntos varios años, primero en Green Lantern y
más tarde en Vigilante.
Y hasta acá llegaron los
Essentials de Fantastic Four, lamentablemente. Con uno más, se podría haber
cubierto todo hasta el nº232, es decir, hasta que John Byrne desembarca como
autor integral. Pero no hay más, así que del nº208 en adelante me guardo las
revistitas. Esta no es una gran época para la Primera Familia de Marvel, no son
los comics que más me gustó releer ni mucho menos, así que se la recomiendo sólo
a los fans extremos de Wein, Wolfman o Pérez, o al que quiera leer TODO Fantastic
Four.
Gracias por el aguante y
nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario