el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 23 de enero de 2020

EL CLASICO DE LOS JUEVES

Bueno, acá estoy con un par de libritos leídos.
Allá por 2011, cuando se produjo el desastre de la central atómica de Fukushima (obviamente en Japón) varios editores salieron a buscar historietas que tocaran el tema de las plantas nucleares y sus peligros para el medio ambiente. La editorial británica Breakdown Press se sacó el Loto con dos historietas de Susumu Katsumata escritas y dibujadas en los ´80, que tratan acerca de las pésimas condiciones de seguridad e higiene en las que trabajan los operarios de las plantas nucleares. No son historietas de introducción-nudo-desenlace, no hay desarrollo de personajes y en buena medida los conflictos no se resuelven ni por casualidad en las 20 ó 24 páginas que dura cada uno de los relatos. La intención del autor (que además estudió física nuclear en la universidad) es claramente la denuncia: concientizar al lector acerca de las irregularidades que cometen las empresas de energía nuclear, siempre en busca del mango fácil por sobre la salud o la seguridad de sus empleados, a los que la radiación irá deteriorando o matando poco a poco, jornada a jornada. Katsumata desliza mínimas pinceladas de comedia para que no sea todo tan bajonero, pero el mensaje es una advertencia potente y desesperada… que obviamente no surtió efecto.
Complementan el tomo (llamado Fukushima Devil Fish) algunas historias cortas más de este destacado autor de la segunda línea de la revista Garo. Algunos van para el lado de la mitología y el folklore japoneses (al estilo Shigeru Mizuki, el autor de cuyo estilo está más cerca Katsumata, aunque sin aspirar a su virtuosismo) y otros más para el lado de un slice of life muy tranqui, con mucha introspección y –de nuevo- prácticamente sin conflictos. En estas últimas historias es donde Katsumata se anima más a romper la grilla de seis u ocho viñetas iguales y se manda algunas más grandes, con unos paisajes realmente hermosos. Es el único momento en el que el dibujo realmente levanta vuelo. En el resto del tomo, vemos a un dibujante cumplidor, más concentrado en el control del tempo narrativo que en el disfrute que puedan producir sus trazos.
El material incluído en Fukushima Devil Fish no alcanzó para que te suba a Susumu Katsumata (fallecido en 2007) a la lista de los mangakas fundamentales, pero sin dudas es un autor muy interesante, que se animó a anticipar en los ´80 (incluso antes que Los Simpsons) las consecuencias que traen los malos manejos y las tiradas a chanta de las empresas que generan energía nuclear para el consumo de las grandes ciudades.
Volvemos a la atroz Guerra de la Triple Alianza, el conflicto bélico (devenido en genocidio) que unió a Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay y a favor de los intereses de la corona británica. El 27/05/19 conocimos la versión de estos hechos contada por Diego Agrimbau y Gabriel Ippóliti, y ahora quien cuenta la historia es el uruguayo Silvio Galizzi, junto a dos dibujantes de este lado del charco: Majox y Esteban Tolj. Galizzi va mucho más allá de la Guerra del Paraguay: la considera la culminación de una serie de clivajes que arranca con la Guerra de Secesión en los EEUU, pasa por un conflicto armado entre partidos políticos de Uruguay, incluye una invasión al país hermano por parte de Brasil, y viene sazonado con manipulaciones mediáticas, roscas comerciales y traiciones misérrimas. El guionista logra integrar todo este contexto histórico en un bloque homogéneo, incluso con un personaje (Sheridan) que participa en cada uno de los sucesos que desembocan en la Guerra del Paraguay.
La protagonista de Ya No Quedan Héroes, Avril Murray, es fotógrafa, igual que Pierre Duprat (el personaje ficticio que introducen Agrimbau e Ippóliti en Guaraní para contar la historia) pero tiene mucha menos suerte que su colega: es absolutamente eclipsada por otros dos personajes mucho más interesantes como son Melchora (la inclaudicable prostituta paraguaya) y Sheridan, a quien Galizzi se esfuerza por no mostrar como un héroe, aunque está muy claro que pelea del lado correcto de esta guerra. Lo único que no me gustó del guión es que los personajes reiteran en los diálogos mucha de la información que Galizzi nos brinda en el texto histórico con el que abre el libro. El resto, muy bueno, emotivo, impactante, truculento y muy bien investigado.
En cuanto a los dibujantes, Majox tiene a su cargo las primeras 29 páginas y las encara en su habitual estilo, muy logrado, pero a la vez demasiado bonito para el tipo de historia descarnada y oscura que nos quiere contar Galizzi. En las páginas restantes (más de 70), Esteban Tolj propone una estética más sucia, más visceral, más a tono con el guión. En un péndulo medio loco entre grillas de tres o cuatro tiras (me hubiese gustado más que se decidiera por una grilla única y la bancara hasta el final), Tolj conjura la magia del claroscuro y se acerca por momentos a Hugo Pratt, y por momentos a una versión light de Cacho Mandrafina u Horacio Lalia, menos sobrecargada de detalles y masas negras. Expresivo, agreste y contundente en las (muchas) escenas de violencia, Tolj hace gala de su versatilidad y tira elegancia y sofisticación en las secuencias de las damas que toman té o bailan vals en lujosas mansiones. Un fenómeno.
Me encanta que más historietistas sudamericanos recreen en sus obras los escabrosos sucesos que mancharon de sangre nuestra historia hace 150 años, sobre todo cuando lo hacen a este nivel.

Esto es todo por hoy. Trataré de postear antes del lunes pero no prometo nada. Gracias y hasta pronto.

2 comentarios:

Fede dijo...

Andrés, pregunta rápida: me gusta mucho la onda Paco Roca y Jiro Taniguchi, algún autor que me puedas recomendar en esa línea ? Si hay alguno que sea más práctico para conseguir, mejor. Gracias!!!

Andrés Accorsi dijo...

Si lo que te interesa son autores que hagan buenas novelas gráficas sin elementos fantásticos, hay unos cuantos, por suerte. Jaime Martín, por ejemplo, es uno. Pero si repasás reseñas viejas del blog vas a encontrar muchos más. Lo de "práctico para conseguir" no lo entendí.