Hoy tengo para reseñar dos
antologías de historias cortas, de esas que a veces se te escurren como el agua
entre las manos y sentís que no te duraron nada.
Ese fue exactamente el
caso de La Caja Negra, un lujoso álbum que recopila material disperso del
maestro español Javier Olivares, relatos muy breves que el ídolo había
publicado originalmente en revistas, fanzines o libros en formato “antología
temática”. Acá me encontré con una historieta que ya había leído en el libro
que reseñé el 04/08/12, otra que está en el libro reseñado el 04/12/13 y unas
15 tiras que ya había leído en la revista U, una de las grandes revistas de
información que tuvo España entre fines de los ´90 y principios de este
milenio. Ah, y también dos historietas que salieron en otras publicaciones de
los ´90, que seguro tengo y leí (aunque hace no menos de 20 años). O sea que
arrancamos con mucha figurita repetida.
Pero bueno, es Javier
Olivares. Incluso con material repetido, el dibujo de esta bestia es tan inquietante,
tan alucinante, tiene un vuelo tan infrecuente en los narradores gráficos de
este nivel, que no me molesta nadar en un río en el que ya nadé hace unos años.
Fuera del dibujo (que nunca baja de los 10 puntos), los mejores momentos a
nivel de los guiones los encontré en las dos historias (muy) cortas escritas
por Jesús Gras: Me Ocurrió a Mí, Te Ocurrirá a Ti y Bandera Negra, una joyita
que estuvo inédita hasta que en 2001 alguien la incluyó en este libro. ¿Sólo
para muy fanáticos de Javier Olivares? Y, sí. Al que todavía no está on fire
con este monstruo, le recomiendo empezar a descubrirlo con otros trabajos (se
puede hacer click en la etiqueta y releer otras reseñas de obras de Olivares
que ya vimos acá en el blog).
Los amigos de la AUCH
(Asociación Uruguaya de Creadores de Historietas) completaron este año la
tetralogía de las estaciones del año, con la esperada edición de Primavera.
Esta vez, quien tuvo a su cargo la selección y el prólogo fue otro prócer
español, nada menos que Enrique Sánchez Abulí. El maestro le dio el visto bueno
a diez historias cortas, que paso a sobrevolar:
La primera (a cargo de
Magnus y Fiorella Santana) no me convenció demasiado, ni el guión ni el dibujo.
Este último pendula mucho entre el exceso de detalles y cierta impericia en el
dibujo de los rostros humanos. En la segunda, Alejandro Rodríguez Juele retoma
la famosa historia de Frankenstein creada por Mary Shelley, en unas páginas
dibujadas de modo muy despojado, con una línea gruesa, de gran dinamismo, gran
expresividad, con el efecto (que quizás muchos no entiendan o valoren) de
síntesis, de mostrar algo que parece un boceto a mano alzada, pero en tinta. El
guión, inobjetable.
De la tercera historia
rescato el dibujo de Santiago Musetti (pronto le entraré a su primera novela
gráfica) y la última, a cargo de Silvio Galizzi y Gabriel Serra, tiene un
dibujo muy logrado y un guión que me costó entender. Cerca del final me cayó la
ficha de que la historieta es un enorme gaste a los hinchas de Peñarol, una
sátira descarnada a la historia del “Carbonero”, escrita por un fanático de
Nacional como Galizzi, y bastante críptica para quien no sabe bastante de
futbol uruguayo.
Me quedan por mencionar
una historieta en la que no encontré nada para rescatar (la de Pablo Fernández,
que me dejó de interesar al segundo error de ortografía) y después hay cinco
historietas MUY grossas, sumamente disfrutables: La de Magnus con Pablo Praino
tiene una idea limadísima y muy graciosa, desarrollada en la extensión justa y
bien dibujada. La de Alceo y Richard Ortiz retoma al carismático personaje de
El Viejo (vimos su libro “solista” el 29/12/13) en una historia de romance y
mala leche. Rodolfo Santullo y Guillermo Hansz plantean una comedia suburbana
que deriva en un bizarro post-holocausto con clima de anti-epopeya y un humor
muy filoso. Nicolás Peruzzo la rompe con un guión autobiográfico que mucho le
hubiese gustado escribir a Peter Bagge para un número de Hate.
Y la mejor historieta del
libro, lejos, es Sakura, una maravilla de ocho páginas escrita con Abel Alves y
dibujada a lápiz sin entintar por el imparable Matías Bergara. Esto es bestial
en todo sentido (guión, dibujo, ritmo narrativo, enfoques, climas) y justifica
por sí solo cualquier esfuerzo que hagas por conseguir el libro. Bien por los
hermanos charrúas, que lograron recorrer las cuatro estaciones con sendas
antologías de muy buen nivel.
Y esto es todo por hoy.
Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
2 comentarios:
¡Gracias por tus palabras, estimado!
Me alucina Javier Olivares, se consigue por acá este broli, Andrés?
Publicar un comentario