Mañana nos toca ir a votar
y se empieza a pinchar el globo de la mentira. La única cagada es que esta
noche no se puede salir a atorrantear por ahí. Pero bueno, aprovecho para
escribir un par de reseñas de material que ya tengo leído.
Murder 101 es el segundo
tomo dedicado a Sinister Dexter de aquella colección de material de la 2000
A.D. que produjera DC hace ya unos cuantos años. El Vol.1 lo leí hace mucho,
antes de empezar con el blog y ahora retomo esta serie del maestro Dan Abnett
con unas 140 páginas publicadas en capitulitos de siete u ocho allá por 1998.
Sinister Dexter es una
especie de Pulp Fiction del futuro, la enésima romantización de los asesinos a
sueldo, repleta de chistes de un humor negrísimo, situaciones sórdidas,
masacres y mexicaneadas varias. Nada muy distinto a lo que hacía Garth Ennis en
Hitman, con la diferencia de que acá no hay superpoderes pero (como estamos en
el futuro) hay bizarreadas imposibles y locaciones alucinantes explicadas por
el lado del desarrollo tecnológico. El ancho de espadas de Abnett es, sin
dudas, el manejo del humor irónico que le permite contar en clave de fiesta las
carnicerías de Finnigan Sinister y Ramone Dexter. Nada que no suceda en otras
chotocientas series de la 200 A.D., pero la verdad es que funciona muy bien.
El libro arranca con una
saguita de 62 páginas con un gran ritmo, por lo menos dos volantazos del guión
que no me vi venir y muy buen desarrollo de personajes. Dibuja el alucinante
Simon Davis, en un estilo cuasi-pictórico de gran espectacularidad, aunque con
algún problemita menor en la narrativa. Y cierra con una historia de 22
páginas, también con varios giros impredecibles y tres personajes nuevos más
que atractivos. Lástima que esta la dibuja el perro catatónico de Steve
Yeowell.
En el medio hay un montón
de aventuritas breves de siete u ocho páginas, algunas olvidables, otras
rescatables por la labor de los dibujantes (hay varias muy buenas) y un par
realmente notables. “60 Seconds” es un unitario precioso, ideal para sumar
nuevos lectores a la serie, con unos dibujos inmejorables de Paul Johnson. Y la
brevísima “Thing to do in Downlode when you´re dead” (dibujada por el correcto
Julian Gibson) es sencillamente brillante, casi al nivel de un buen episodio de
The Spirit. Esto se parece muy poco a los comics que suele escribir Dan Abnett
para las grandes editoriales de EEUU, pero (seas o no fan del prolífico autor
británico) merece ser descubierto por la efectividad y la onda con la que
combina aventuras futuristas de acción, tiros, femme fatales y malvivientes
varios con un humor de exquisita mala leche. Me hizo acordar mucho a Burton
& Cyb (de los maestros españoles Antonio Segura y José Ortiz) pero con
mucha más explosión en las escenas de tiros y machaca y un dibujo más
impactante, más estridente (salvo lo de Yeowell, pobrecito, que tiene menos estridencia
que un chaski-boom mojado).
Me vengo para Argentina,
donde este año se publicó la versión completa de Cayetano, la novela gráfica en
la que Luciano Saracino y Nicolás Brondo revisitan la truculenta hisroia de
Cayetano Santos Godino, masivamente conocido como “el petiso orejudo”, el
primer asesino serial de Latinoamérica. Lo que más me gustó, muuuy lejos, son
esas secuencias en las que Brondo se disfraza de Eddie Campbell para mostrarnos
la Buenos Aires de principios del Siglo XX de un modo bastante similar (en lo
formal) a cómo el australiano nos mostró la Londres victoriana en la seminal
From Hell. Por supuesto que Brondo no se limita a repetir yeites de Campbell,
sino que además pone muchísimo (y muy bueno) de su propia cosecha, una cantidad
de recursos escalofriantes para conjurar climas y sensaciones con el blanco y
negro, en un péndulo diabólico entre el realismo y el grotesco. Pero a mí me
impactó mucho eso, la acertada mímesis con esas grillas de nueve cuadros que
Campbell desbordara de magia en From Hell.
El guión de Saracino es
audaz, porque se juega a ser sutil y poético en vez de gráfico y morboso. Por
momentos se pasa de sutil y no terminamos de apreciar las atrocidades que
comete Cayetano en toda su dimensión. Por esas rendijas Saracino deja escapar
parte de la fuerza que tiene el personaje, que nunca termina de verse como un
freak maligno, sádico y degenerado, sino más bien como un pobre pibe, víctima
de injusticias y de un entorno socio-familiar de mierda. Me gusta que los
crímenes del Petiso se encaren desde ese lado, aunque falte un poquito de
énfasis en todos esos episodios de violencia que lo tuvieron como protagonista.
Hace tres años, el
16/08/16, me tocó reseñar el libro El Petiso Orejudo, de Pablo Barbieri y
Carina Altonaga, y también me pareció notable la intención de gambetear el
shock value, de no regodearse en la descripción de las escenas más macabras. Al
encarar su versión por este mismo rumbo, Saracino y Brondo subieron un toque la
vara, pero además dejaron la puerta abierta para una tercera novela gráfica
basada en la vida de Cayetano, que agarre para el otro lado y nos muestre un
festival de mutilaciones, violaciones y asesinatos bien zarpado, bien
estremecedor, con más gore que los comics de la E.C., chistes jodidos de humor
negro y cero intenciones de empatizar con el protagonista. Me la re-imagino
dibujada por Jorge Lucas, ponele…
Y bueno, nada más por hoy.
Nos reencontramos la semana que viene con nuevas reseñas, acá en el blog.
2 comentarios:
Che, tan malo te parece Yeowell? Qué opinas de Zenith?
No lo puedo leer de lo malo que me parece Yeowell ;)
Creo que el único trabajo de Yeowell que me resultó tolerable fue Red Razors (lo vimos acá en el blog hace unos años). El resto me parece infumable,
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