el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 8 de junio de 2013

08/ 06: JULIUS KNIPL, REAL ESTATE PHOTOGRAPHER

Hoy tengo poquísimo tiempo para escribir la reseña, pero en parte no jode tanto, porque realmente es poco lo que tengo para decir.
Este libro de Julius Knipl se parece muchísimo al otro que reseñé acá en el blog, con lo cual recomiendo repasar lo que escribí allá por el 15/04/10. Todo lo ya escrito en aquella oportunidad se aplica esta vez, con una salvedad: la historieta larga con la que cierra el tomo, que esta vez se centra en un diario que en vez de publicar las noticias, publica los sueños de la gente, una idea definitivamente brillante, a la que Ben Katchor le saca un jugo delicioso a lo largo de 17 páginas que nunca antes se habían publicado.
El resto, es lo de siempre: planchas en su mayoría autoconclusivas, protagonizadas por Julius Knipl, ambientadas en esta extraña versión de Manhattan que huele a naftalina, a comida y a berretada (muy barata, eso sí) y que respira la nostalgia más bizarra, la nostalgia de las cosas que nunca sucedieron. Estamos ante una serie rarísima, repleta de ideas maravillosas, pero en la que (fuera de la historieta larga del final) prácticamente no existen las tramas, no existe el conflicto, no existe la tensión dramática y no existe el desarrollo de personajes. Todo pasa por las ideas, las ideas, las ideas, expresadas en muy buenos bloques de texto, magníficos diálogos y ese clima tan particular, que no se puede siquiera intentar imitar sin colgarse el cartelito de “clon choto de Ben Katchor”.
Y por supuesto, un atractivo fundamental, excluyente, que es la inconmensurable calidad del dibujo. Abigarrado, nunca sobrecargado, de fina impronta caricaturesca, con un laburo inconcebible en la arquitectura y en las vistas de los interiores de negocios y edificios, complementado y enaltecido con un sinfín de tonalidades de gris, aplicadas con pinceladas criteriosas, precisas, de enorme belleza y plasticidad. Y el rotulado, por supuesto, que es otro rasgo central de la fascinante identidad gráfica de Ben Katchor.
Las no-historias de Julius Knipl son comics sumamente atípicos, cuasi- alienígenas, con pocos puntos de contacto con lo que los comiqueros estamos acostumbrados a leer. Por suerte, también son la obra de un genio indiscutible, que encontró un público amplio, sofisticado y dispuesto a sumergirse en este coctel adictivo, que mezcla el delirio más absurdo con el costumbrismo más agudo y unos dibujos demasiado buenos para ser reales.

3 comentarios:

Reznor dijo...

Volviendo a lo de LLoyd, un amigo me dijo que ya vino a la Argentina una vez. lo trajo una casa de comics en un shipping de buenos aires y eran diez gatos locos. Lo debieron de promocionr muy mal seguro.

Mariano Pagella dijo...

Lloyd ya vino para un animate, o expo comic y animé, o como catzo se llamara en ese momento.

Andres Accorsi dijo...

Lloyd vino a Buenos Aires en 2006, a Megacomics. No la pasó demasiado bien que digamos, pero bueno, esta vez seguro se va a encontrar con algo mejor organizado.