el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 20 de junio de 2013

20/ 06: BAKUMAN Vol.2

Qué grosso, cómo me estoy divirtiendo con este manga. Parece mentira: en Death Note, Tsugumi Ohba y Takeshi Obata nos obligaban a pensar, a deducir movidas cada vez más retorcidas, nos estrujaban los huevos de a poco con un misterio denso, tenso, irrespirable, lleno de dilemas morales jodidos. Y en Bakuman, todo lo contrario: acá la onda es pasarla bien, hinchar por los buenos, reirse de las boludeces que hacen, disfrutar con sus logros, olvidarse de todo y dejarse llevar por un tsunami de ilusión, de onda, de sueños adolescentes, de amor al manga.
El ritmo del relato también es radicalmente distinto: en un tomo promedio de Death Note pasaba bastante poco, y en cada tomo de Bakuman pasan miles de cosas. No tenemos transitadas ni 400 páginas y Takashi y Mashiro –con sólo 14 años- ya tienen una historieta publicada en una revista grossa de Shueisha. La historia ya está perfectamente definida, encaminada... tanto que no se me ocurre cómo carajo hacerla durar 18 tomos... pero bueno, ya veremos con qué me sorprenden los autores. Por ahora me sorprende la velocidad con la que avanzan, sin colgarse en boludeces que no aportan nada a la trama.
En una de esas, no es muy verosímil lo que está pasando. No sé, realmente, si en Japón hay chicos de 14 ó 15 años que publican mangas en las revistas de las editoriales más importantes. Por ahí es un delirio de Ohba, que no tiene sustento en la realidad. Tampoco me calienta demasiado, porque a los efectos de mostrarnos los primeros pasos de Takashi y Mashiro en el mundo del manga profesional, los autores despliegan un montón de información intramuros. Gracias a Bakuman, podemos ver de modo diáfano las maniobras, las políticas, los procedimientos, hasta las estrategias de los tipos que rara vez se hacen conocidos, que son los que arman esas antologías, los que deciden qué autores publican, cuáles hacen unitarios, cuáles acceden a serializar sagas más extensas... Todo eso acá está centrado en Akira Hattori, un personaje que en este tomo cobra una magnitud casi protagónica, un grosso absoluto.
Hay dos personajes más a los que Ohba y Obata desarrollan bastante: la noviecita de Takashi, la kilombera pero copada Miyoshi, y el joven prodigio del manga, el excéntrico y prolífico Eiji Niizuma, que sin conocer siquiera a los protagonistas, ocupa algo así como el rol del villano. Sin dudas es un personaje del que el lector quiere ver más, porque está muy bien presentado, en pocas pero muy atractivas secuencias. Por suerte, en este tomo hay menos Azuki, la chica de la que está enamorada Mashiro, una auténtica pelotuda. Cuanto menos Azuki, mejor. Y también esta vez hay menos flashbacks a la vida de Nobuhiro, el tío de Mashiro que quiso ser un mangaka famoso y nunca logró jugar en Primera. No me quejo, eh? Así como está, el elenco está muy interesante.
Una salvedad antes de meternos con el dibujo. Guarda, no creas en ningún momento que Bakuman es un manga “de no pensar”. Para nada. Todo el tiempo se nos invita a pensar en un tema fundamental, que se resume en la pregunta ¿Por qué algunos mangas tienen éxito y otros no?. Los chicos protagonistas quieren pegar un hitazo, ¿qué tienen que hacer para lograrlo? ¿Lo que a ellos les apasiona, o lo que exige una masa anónima de lectores a la que no tienen el gusto de conocer? ¿Se puede pegar un hitazo sin bajarse los lienzos? Ohba y Obata, que superaron con creces esa prueba con Death Note, dirán –obviamente- que sí, que se le puede vender un manga distinto a las hordas que idolatran a Naruto y demás shonens pochocleros. Pero eso no le garantiza la misma suerte a Takashi y Mashiro, ¿o si?. Veremos cómo se resuelve esa incógnita, que es la que a mí más me interesó en este tomo.
Y me quedan poquitas líneas para hablar del dibujo de Obata, que acá también agarra un camino distinto al que transitara en su magnum opus. Olvidate del realismo fotográfico. Acá eso existe sólo en los fondos. A la hora de dibujar a los personajes, Obata se zarpa mucho más, mete expresiones faciales mucho más exageradas y caricaturescas (sobre todo en las escenas con Miyoshi), deforma todo mucho más, juega más con la puesta en página, con las angulaciones de las viñetas... Todo se ve más suelto, más vivo, más fresco. Una gloria.
Por suerte, después de otro paréntesis larguísimo, Ivrea ya editó el Vol.3. Me faltan décadas para leerlo, pero por lo menos me quedo tranquilo, porque tengo 200 páginas más de este manga adictivo y entrañable, con el que aprendo cosas que no sabía sobre una industria apasionante, y además me cago de risa.

11 comentarios:

Kumori dijo...

Te faltan décadas para leerlo? Tenés una lista de comics para leer y seguís el orden religiosamente?

Anónimo dijo...

Por suerte las apariciones de Azuki son pocas y espaciadas.

Ojala que Oberto no nos cague. Este manga si que me interesa.

Anónimo dijo...

Hola andrés! No te gustaria hacer en la web de Comiqueando un "los 100 mejores de la decada (del ochenta)"?

Saludos, amadovudu

Andrés G. dijo...

Es increíble como se nota la mutación del dibujo de Obata, durante todo Bakuman va cambiando de a poquito. Termina siendo algo totalmente distinto a lo que viste en el 2do tomo.

Andres Accorsi dijo...

Kumori, como ya conté varias veces, leo los comics en el orden en el que los voy consiguiendo. Por eso puedo calcular (a grosso modo)cuántos meses me faltan paar leer cada una de las cosas que ya tengo compradas.
Amadovudu, no la verdad que no se me ocurre meterme en un kilombo de esas dimensiones.

Leandro dijo...

Andrés, apoyo la moción para hacer Los 100 mejores... de más de una década. Comiqueando es un faro.

Anónimo dijo...

Que onda las ediciones del material de Robin Wood por la gente de ECC?

Andres Accorsi dijo...

El mes que viene me toca leer el tomo de Drácula, que hasta ahora es lo único que me compré de esa colección. Estate atento a cuando aparezca la reseña.

Unknown dijo...

pocos comics me dejan una sonrisa y tanta energia positiva al terminar un tomo como bakuman

Pablo Ontivero dijo...

Andrés es muy interesante el tema de como trabajan los japos y la cantidad de gente que está involucrada en un proyecto, es como si cada estudio fuese una pyme (cuando el manga es hitero todavía más). Y la participación que tienen los editores a veces es fundamental como el caso de Katsura quin por consejo del editor se dedicó a hacer comedias románticas. Hay un video de un Norteamericano crecido en Argentina que serializó en Japón se llama Felipe Smith que cuenta un poco como trabajan codo a codo con los editores:

https://www.youtube.com/watch?v=y1Nb-O_u1tQ

Andres Accorsi dijo...

Sí, lo conozco. Un capo, Felipe.