el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 30 de diciembre de 2021

ELVISMAN

Bueno, pude terminar ese libro que tenía por la mitad, y no era otra cosa que la reedición de un comic creado en los ´90 por mis amigos cordobeses Diego Cortés y Juan Ferreyra, continuado a principios de este siglo por mi amigo santafesino Leo Sandler y publicado por la misma editorial que publicó ¿Quién quiere ser superhéroe?. Tengo que estar muy en pedo para hablar mal de Elvisman, y ustedes saben (y si no, se los cuento ahora) que soy abstemio. En principio, habría que señalar que la lectura de Elvisman en libro es mil veces más gratificante y atrapante que en los comic books originales, simplemente por el hecho que los seis números que trae el tomo salieron originalmente a lo largo de… más de seis años. O sea que, normalmente, cuando aparecía un número de Elvisman, yo no me acordaba un carajo de lo que había pasado en los anteriores. Y Cortés planteó esta historia como saga, no como una sucesión de episodios autoconclusivos, por lo cual el libro es, sin dudas, el formato ideal para descubrirla o redescubrirla. Por el otro lado, la lectura de Elvisman en libro no pierde, pero seguramente tampoco acentúa, esa sensación de maravilla que nos daba ver cómo mejoraba el dibujo de Juan Ferreyra entre un número y el siguiente. Al principio era un dibujante al que se le notaba la pasta, el potencial, y ya para el tercer o cuarto número era obvio que estábamos en presencia de un dotado para el dibujo académico-realista, que además tenía un gran manejo de la narrativa, de los espacios dentro de la página, etc.. Para cuando Cortés se decidió a continuar Elvisman con Sandler en vez de Ferreyra, los zapatos de Juan ya eran imposibles de llenar y su consagración en Europa y EEUU ya era inminente. Pero, gracias a la astuta decisión de no tratar de copiar los yeites de Ferreyra, Sandler sale muy bien parado del desafío. Todavía no tenía tan definida su identidad gráfica, y aún así se banca con mucho aplomo un guion que no era fácil de dibujar. Y sin dudas lo más asombroso de Elvisman sigue siendo eso, el guion: lo arriba que empieza y cómo aguanta ahí arriba hasta el final del arco. Esto no parece un trabajo de un autor joven que hace sus primeros palotes, ni por casualidad. El equilibrio entre acción e introspección, el manejo de los tiempos, la calidad de los diálogos y bloques de texo, y sobre todo la fuerza de las ideas que despliega Cortés en esta obra tienen mucho más que ver con un profesional consumado que con un pibe joven de incipiente militancia en el underground fanzinero de un país periférico. Ya lo dijo mucha gente antes que yo, y capaz quedo como un tarado repitiéndolo, pero es posta: Elvisman es una historieta adelantada a su época, que tiene mucho más que ver con el Siglo XXI que con 1997, que es el año en el que vio la luz. Otro testimonio (felizmente recuperado) del talento descomunal de un Diego Cortés al que nos sigue costando un montón encontrarle continuadores, y ya ni hablar de reemplazantes. Me pondría a escribir acerca de cómo enfoca Elvisman el tema de los superhéroes, pero tengo miedo de darme mucha manija y escribir una especie de capítulo 14 de ¿Quién quiere ser superhéroe?. Me limito a decir que la mirada de Cortés sobre el crisol de géneros también estaba adelantada a su época. Y que si te animás a adentrarte en obras que aborden esta temática desde lugares… peligrosos, al filo del reglamento, la vas a disfrutar muchísimo. Y ahora sí, nada más por este año. Un año de 59 posteos parece medio miserable, pero la verdad que para mí fue un esfuerzo enorme bancar ese ritmo de publicación mientras laburaba a full en la Comiqueando, en la Comiqueando Digital, en la difusión del libro, en la distribución, y además atendía temas familiares muy delicados. Para 2022 no prometo nada, excepto una pausa forzada por el hecho de que –después de casi 25 años en la misma casa- me estoy mudando y ya un porcentaje enorme de mis comics está en un limbo de cajas, valijas y canastos que no sé si están en esta casa o en la otra. Me imagino que cuando todo esté más tranquilo retomaremos este espacio, el sitio de Comiqueando, el canal de YouTube, la gira de presentación de ¿Quién quiere ser superhéroe? y varios temas más que ahora se están acomodando (no sin dificultad) en el freezer. Que el 2022 les regale 365 días de excelente lectura comiquera.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

NEW AVENGERS Vol.7

Se me cae la cara de vergüenza de la poquísima historieta que estoy leyendo en estos días, y de lo que me cuesta encontrar un rato para sentarme a escribir reseñas. Pero bueno, tengo toda la concentración puesta en mudarme, más algún temita de salud, más el hecho de que vivir con 36º o más tampoco ayuda. Estoy leyendo otro libro (voy por la mitad) y en una de esas lo reseño antes de fin de año, pero la verdad que no quiero prometer nada, por las dudas. Este tomo de New Avengers tiene como principal atractivo los dibujos de un Leinil Francis Yu que en un punto te puede llegar aburrir, pero hasta ese punto resulta muy, muy vistoso, dinámico, expresivo, sin dudas un upgrade muy logrado del estilo que impuso Jim Lee a principios de los ´90. Por ahí no tiene toda la variedad de enfoques que a uno le gustaría ver, ni todos los fondos, pero el dibujo cumple sobradamente con la función de llevar adelante la historia y estéticamente está muy logrado. Los guiones de Brian Michael Bendis son raros. En los tres primeros episodios que compila este TPB, los personajes básicamente hablan. Sopesan las consecuencias de la Civil War, de la muerte del Captain America, y desconfían los unos de los otros porque saben que hay un montón de skrulls infiltrados entre los superhéroes de ambos bandos de la grieta. Cabe aclarar que los New Avengers son los del bando rebelde, los que no cedieron a las presiones del gobierno de EEUU para registrarse y trabajar solo bajo las órdenes de los políticos. Y dentro de todo, el bla-bla-bla se me hizo bastante llevadero, pensé que me iba a aburrir muchísimo y no fue así. Por suerte en esos episodios hay un subplot que cobra fuerza en la segunda mitad del tomo: el clásico mega-cónclave de villanos (segundones y tercerones) que deciden organizarse para lograr objetivos comunes, esta vez bajo el liderazgo de The Hood. Era obvio que el Dr. Strange solo tenía poder de sobra para darles una paliza a los 25 ó 30 malvivientes que junta The Hood, pero hasta que llega ese desenlace, la historia se me hizo entretenida, porque a mí siempre me enganchan fácil con la idea de “villanos que se deciden a colaborar y trabajar en equipo”. Por supuesto que todo se podría haber contado en la mitad de las páginas, pero bueno, ya sabemos que Bendis necesita espacio para que los personajes hablen un montón. Me gustó la forma en la que Bendis hace hablar a los villanos, y sobre todo a Luke Cage y Jessica Jones. No terminé de entender para dónde quería llevar a Spider-Woman (supongo que tendría que leer varios comics más para darme cuenta), lamenté que el rol de Clint Barton (acá en su identidad de Ronin) fuera tan menor, me quedaron muchas dudas acerca de Echo (cuándo entra, cuándo se va, de dónde viene) y sigue sin cerrarme el tema de que Spider-Man y Wolverine estén en una formación estable de Avengers. Me doy cuenta de que comercialmente tiene sentido, pero desde el punto de vista narrativo, me parece que esos lugares en el equipo los podrían haber ocupado personajes que tengan más que ver con la esencia de los Avengers, rebeldes o no. ¿Recomiendo esto? No, la verdad es que es solo para fanáticos de Leinil Yu. El resto no es horrible, pero tampoco justifica el lugar que te va a ocupar en la biblioteca ni la guita que te va a costar. Nunca había leído New Avengers, y lo más probable es que nunca lea los tomos que me faltan, que son todos menos este. Gracias por el aguante y hasta pronto.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

SPIDER-MAN: NO WAY HOME

Bueno, esta peli ya lleva unos cuantos días en cartel y ya la vio una cantidad grosera de gente en todo el planeta. De hecho ya es el film más visto de todo 2021. Esto quiere decir que, por esta vez, no me voy a morder la lengua a la hora brindar detalles acerca del argumento, de los personajes que aparecen, etc.. Corresponde, entonces, un SPOILER ALERT Yo fui al cine (como siempre) sin saber un choto de nada. Nunca me imaginé que iba a ver lo que vi. Sabía que iban a introducir el concepto del Mutiverso, para después explorarlo a fondo en la próxima peli del Dr. Strange, pero no tenía idea de que el núcleo de la trama iba a consistir en hacerse cargo de las cinco películas que hasta hace nada estaban barridas abajo de la alfombra. Porque, no jodamos, el 85% de No Way Home es eso: inventar una sarasa mística para que el Spider-Man actual interactúe con las iteraciones anteriores del personaje en la pantalla grande, y (esto es lo que más me sorprendió) con sus adversarios. Después hay un 15% que es lo que a mí más me gustó: la derrota de Spider-Man, la forma en la que su vida se hace inviable al punto de tener que perderlo TODO, o casi todo. Un villano que aparentaba tercerón, Mysterio, terminó por detonar un kilombo de proporciones multiversales gracias a su hábil manejo de las fake news y la forma en la que estas desestabilizaron al inexperto Peter Parker. Todo lo que pasa en esta película, que para Peter es una acumulación monumental de frustraciones, pérdidas y pesares, es consecuencia de que (por una vez en la vida) el plan de un villano salió mejor de lo esperado y lo garcó como de arriba de un puente. Literalmente, le arruinó la vida. O sea que si te gusta hinchar por los malos, dedicale una ovación a Mysterio, que –sin aparecer ni 30 segundos en esta cinta- se salió recontra con la suya en su afán por destruir a Spider-Man. El resto de la aventura está bien. Tiene muchas peleas al pedo, pero se hacen entretenidas. Muchos minutos para el gordito nerd y la flaquita mala onda, por ahí más de los que hacían falta. Bien los chistes, bien los momentos dramáticos, espectaculares las coreografías de las escenas de acción, aunque no tengan demasiado sentido (¿qué carajo hace ahí Sandman? ¿para qué bando juega? ¿cuántas veces cambia de bando? ¿es boludo o se hace?). Obviamente no me cierra que Spidey logre neutralizar más de media película al Doc Strange, pero tanto al principio como al final, el Tordo tiene un rol destacadísimo, cosa que yo tampoco sospechaba por no haber visto trailers ni teasers. La verdad que los 200 palos verdes están bien gastados, en un producto eficaz, donde por ahí se ve mucho más la mano de los productores que la del director Jon Watts, pero que funciona sobre todo para un público de amplia erudición en materia de cine superheroico. Acá Marvel pateó el tablero bien lejos: si ya era una bizarreada tener que mirar 30 películas previas para entender las nuevas, ahora te suman cinco pelis más de las versiones anteriores y las dos de Venom (esta tiene una escena que se complementa con Venom 2, cinta que yo nunca vi). Y por si faltara algo, se mantiene una sintonía muy fina con lo que pasa en las series de Disney +, e incluso en las de Netflix, porque tenemos también una breve escena en la que Charlie Cox vuelve a interpretar a Matt Murdock, para beneplácito de la hinchada. Si te ponés a hilar fino, hay un montón de cosas prendidas con alfileres, o que no cierran. Y si la onda es irse al carajo con la exploración del Multiverso… ya lo habían hecho antes y mejor en Into the Spider-Verse. Pero esta peli tiene magia (en varios sentidos) y verla en el cine con la gente común (no los periodistas y demás figurettis que se suelen acreditar en las funciones de prensa) tuvo el bonus track de presenciar reacciones, ovaciones y hasta lágrimas de los fans que tenía a mi alrededor. Son 148 minutos con muchísimas emociones, algunos giros argumentales interesantes y un alto nivel en las actuaciones… para contar una historia bastante menor, porque es obvio que al final cada héroe y cada villano se vuelve a su universo y la realidad troncal de lo que llamamos MCU va a quedar más o menos igual… para todos menos para el pobre Peter. Y como a la gente le encantó toda la movida de poner encima de la mesa las iteraciones que estaban barridas abajo de la alfombra, seguramente en la próxima peli del Dr. Strange las sorpresas van a venir por ese lado. Lo realmente brillante de No Way Home (además de ver cómo un villano de la B le caga la vida a un héroe grosso) es cómo los productores lograron convertir en un plus, en un gancho sumamente atractivo, lo peor que tenía Spider-Man en el cine, que eran los frecuentes reinicios, los cambios de actor, de universo, de origen y hasta de poderes. Eso que durante 20 años fuera un lastre, dos cuatros y un cinco todos de distinto palo, con un pase mágico se convirtió en el ancho de espadas con el 7 y el 6 de idem. Por eso mientras la gilada habla de saturación, agotamiento o colapso de esta Era de Oro de los superhéroes en el cine, Marvel se anima a cantarse “quiero retruco” a sí misma. Quiero.

martes, 21 de diciembre de 2021

35 CALAVERAS

Sigo leyendo de a un comic por semana, lo mío ya es bochornoso. Pero es lo que se puede. Estos días estuve a full cerrando el nº4 de Comiqueando Digital (que a partir de esta noche va a estar disponible en https://comiqueandoshop.blogspot.com/) y eso me comió infinitas horas que hubiese querido dedicarle a la lectura. Esta noche voy a ver la peli de Spider-Man, así que la próxima reseña viene por ese lado. Y seguro habrá algo más antes de fin de año. Después, sí o sí tengo que clavar un punto aparte porque me voy a mudar y es un despelote cósmico. Ya veremos cuándo se puede retomar todo lo que voy a tener que suspender para concentrarme en eso. Vamos con el libro que leí, que me gusto mucho. 35 Calaveras reúne cuatro arcos argumentales escritos por Eduardo Mazzitelli, dibujados por Quique Alcatena y ambientados en una versión mítica y extrema de la región de los persas, asirios, caldeos, babilonios… Medio Oriente, como para que nos ubiquemos rápido. Los cuatro arcos tienen distintos personajes principales y distintas tramas, e incluso el primero tiene un tono distinto, porque tiene unas logradísimas pinceladas de humor. En este tipo de trabajos, Mazzitelli generalmente opta por un tono solemne, distante, pero en esta aventura (la de la bella y atorranta Ayin) desliza ironías muy graciosas en los bloques de texto, que descomprimen un poco el carácter ominoso de los sucesos. Me encantó, no me lo esperaba y me pareció realmente brillante. Las otras tres historias también están muy buenas (especialmente la última) pero se mantienen dentro de los cánones tradicionales (y habitualmente excelsos) de la dupla mágica. Como suele suceder, Mazzitelli nos lleva a situaciones cada vez extremas, donde los reyes son siempre el rey más noble, los príncipes son el príncipe más rico, las reinas son la reina más hermosa, los palacios son el palacio más majestuoso, los demonios son el demonio más hijo de puta, y así. No hay lugar para medias tintas, ni para segundones o tercerones. Esto es la Champions League y pocos héroes, villanos, ejércitos y hasta dioses califican para tener un papel en las aventuras que urde (y adorna con unos textos maravillosos) el inmenso Eduardo Mazzitelli. Hay que bancar ese nivel de poder en las tramas y el guionista lo logra siempre, aunque (como suelo señalar) para mi gusto sus protagonistas pagan muy baratas las situaciones límite a las que se enfrentan. Pero en 35 Calaveras eso no es tan así, hay personajes muy grossos llevados al extremo, que sufren, fracasan y hasta mueren en penosas condiciones. No todas las amenazas se superan de taquito y sin despeinarse, incluso en esta Champions League de personajes imbatibles. Y hablando de imbatibles, lo que hace Alcatena en estas páginas es realmente superlativo. Magia, belleza y exotismo en estado puro, más allá de toda exégesis. La cantidad de recursos gráficos que despliega Quique sin moverse un milímetro del blanco y negro puro, es algo que hay que verlo para creerlo. Esta vez dibuja muchos animales (que le salen hermosísimos) y por supuesto infinitas criaturas fantásticas tomadas de estas antiguas mitologías, pero tamizadas por su inconmensurable imaginación. Y como siempre, fortalezas, templos, palacios, lo que quieras. Se me ocurrió mostrarle este libro a una persona que habitualmente no lee comics y se cayó de orto. Lo primero que me dijo fue “si las historias están al mismo nivel que los dibujos, esto debe ser una joya”. 35 Calaveras aborda los temas universales: la lucha eterna entre el Bien y el Mal, la valentía, la cobardía, la ambición, la lujuria, la lealtad, la traición, el sacrificio, lo que hacemos para gambetear a la muerte… Nada que no hayan tocado Quique y Eduardo en otras obras, por supuesto. Pero de alguna manera, logran asombrarnos una vez más, a fuerza de magníficos textos, tramas impredecibles y dibujos fastuosos. Uno de lo libros de autores argentinos realmente fundamentales de este 2021. Grazie per tutti y ci vediamo.

lunes, 13 de diciembre de 2021

FOUR LETTER WORLDS

Esta semana no leí prácticamente nada. Apenas una antología de 144 páginas, de las cuales 128 son de historieta. Se llama Four Letter Worlds, la editó Image en 2005 y es muy rara, porque los autores que participan son básicamente todos los que en aquel entonces solían publicar en la editorial Oni. No sé cómo se le ocurrió a Eric Stephenson (capo de Image y coordinador de este proyecto) juntar en un único tomito a las principales luminarias de una editorial de la competencia, y me imagino que el fan de Image debe haber pasado por alto esta publicación. Si los fans de Oni hicieron lo mismo, lo más probable es que no se la hayan vendido a nadie. El libro contiene 16 historietas de ocho páginas, todas en blanco y negro, agrupadas en cuatro bloques de cuatro: Love, Hate, Fear y Fate. El primer bloque arranca con un guion menor de B. Clay Moore, combinado con excelente dibujos de Steven Griffin, a quien no tenía en el radar. Jim Mahfood detona su potencial expresivo con absoluto desparpajo en la segunda historieta, que a nivel guion tampoco me aportó demasiado. Un autor menos pegado a Image, el otrora muy prolífico Joe Casey, propone un buen relato urbano, con dibujos de Mike Huddleston a un nivel altísimo. ¿Y lo tenías a Jeff Parker dibujando? Acá el conocido guionista se despacha con un unitario en el que también dibuja… y muy, muy bien. El segundo bloque abre con un guion no muy inspirado de Jay Faerber, otro muchacho que en algún momento escribió 150 series al mismo tiempo y hoy está bastante olvidado. El dibujante no lo ayuda para nada: es Steve Rolston, a quien cualquier lector asiduo de la editorial Oni seguramente padeció alguna vez. La segunda historia prácticamente no tiene trama: es apenas la presentación (muy bien escrita) de un personaje llamado Peaches, una asesina a sueldo a la que el guionista Robert Kirkman (capaz te suena) dota de gran profundidad en apenas 8 páginas. Los dibujos, muy competentes, son de Matthew Roberts. Después tenemos a J. Torres y John Bernales con una historia que está planteada como un slice of life, con aspiraciones de parecerse a Love & Rockets, y con muchas referencias a la cultura pop de los años ´70. No es gran cosa. El ya mencionado Eric Stephenson nos castiga con una larga secuencia de diálogo disfrazada de historieta, y Mike Norton (que habitualmente pone huevo) se tira a chanta y dibuja lo menos posible. Tarde o temprano tenía que aparecer una historieta que apuntara más alto, más cerca de la genialidad que de un cumplimiento decoroso de las premisas de la antología. Y acá está, es la que abre el tercer bloque, una maravilla de altísimo impacto escrita y dibujada por el glorioso Phil Hester, sobre un argumento de Mark Ricketts. Le sigue un muy joven Jamie McKelvie, muy pecho frío, en una historieta discretamente escrita por Amber Benson que no me generó nada. El maestro Steve Lieber rompe la hegemonía de la no-aventura con un breve unitario de Underground, la serie de su creación que tendría una miniserie muy copada escrita por Jeff Parker (ver reseña del 19/08/10). Y otra maravilla: Scott Morse on fire, con un relato autobiográfico-lisérgico ilustrado como los dioses del claroscuro más brutal. El cuarto bloque empieza aburrido, con una historia de Chynna Clugston que levanta recién en la última página. Después llega un guion simpático de Jamie S. Rich (que, si no me equivoco, en esta época era jefe de coordinadores de Oni) con unos dibujos de Andi Watson realmente hermosos… pero afanados a mano armada a la dupla de Dupuy y Berberian. 10 en belleza, 0 en originalidad. Ya cerca del final, vemos cómo el equipito integrado por Antony Johnston y Mike Hawthorne fracasa en su intento de sacar a flote una historieta supuestamente inteligente. Y para el cierre, otra joyita: Matt Fraction te invita a reflexionar y a emocionarte con un guion hermoso y potente, y Kieron Dwyer lo dibuja con unas pilas impresionantes, con técnicas de las que habitualmente le vemos utilizar a Miguelanxo Prado. Lástima la grilla de ocho viñetas iguales por página, que en un librito de 13,5 x 20,5 se ven muy, muy chiquititas y es casi imposible leer los textos sin lupa o anteojos con aumento. Compré este librito sin tener la menor idea de lo que venía adentro, impulsado por algunos nombres de los que soy fan. Como en cualquier antología, esperaba encontrar un par de historietas copadas, algunas decentes y alguna garcha insostenible. De esas últimas, por suerte, Four Letter Worlds no tiene ninguna. Así que me llevo un buen resultado y el placer de haber descubierto un material que en su momento no tuvo mucha difusión, pero al que no le falta méritos. Bueno, sigo avanzando con el nº4 de la Comiqueando Digital, así pronto la podemos subir a https://comiqueandoshop.blogspot.com/. Gracias y hasta pronto.

martes, 7 de diciembre de 2021

29 de NOVIEMBRE al 6 de DICIEMBRE

Tarde pero seguro, repasamos algunas lecturas de la semana pasada.
¡Terminé Cybersix! Llegué al Vol.44 de las novelitas de 96 páginas, y tengo entendido que el Vol.45, que se llegó a anunciar, nunca salió. Otra vez, este es un tomo raro. Las primeras 20-22 páginas parecen estar dibujadas por Carlos Meglia y son un festival, una maravilla hiperkinética, que explota de emoción en cada viñeta. El resto del libro parece dibujado por clones muy esmerados del ídolo, sin la magia irrepetible de Meglia, pero con gran solidez. El guion aparece firmado por Carlos Trillo, pero sospecho que metió mano otra gente. No está mal, es una idea que no daba ni a palos para 96 páginas, pero es interesante y el desarrollo tiene algún giro copado, buenos diálogos y una mirada novedosa al tema de las criaturas artificiales creadas por el Dr. Von Reichter. El problema es que… es un flashback. TODA la novelita está ambientada en el pasado, antes de que Cybersix conociera a Lucas Amato. Esto de por sí no está mal, si no fuera porque se trata del último tomo de la extensa serie, con lo cual quedan sin resolverse TODAS las tramas que venían avanzando en las historias ambientadas en el “presente”. O sea que cualquier cosa que uno pueda decir a favor o en contra de esta última entrega, empalidece frente a lo más brutal, lo más inaudito de todo: a pesar de algunas declaraciones en sentido contrario formuladas por Trillo a la prensa especializada de Italia, Cybersix no tiene final. Es una telenovela que se corta por la mitad y te deja en bolas, con varios conflictos que no se resuelven jamás. Y ni siquiera le podemos preguntar a los autores cómo pensaban terminarla, porque ya no están entre nosotros. Y después hay gente que pregunta cómo puede ser que nadie haya publicado la serie completa en nuestro idioma… Entre los tomos decididamente flojos, los tomos a cargo de autores que no son ni Trillo ni Meglia, y el build-up infinito hacia un conflicto final que nunca llega, es muy lógico que nadie quiera publicar Cybersix de punta a punta. En un punto es lamentable, pero más que nada es muy lógico. Leer la obra completa es algo que solo le puede cerrar al fanático a ultranza, y a esos fanáticos no me tiembla el pulso a la hora de decirles “cúrtanse y léanla en francés o en italiano”.
También leí el segundo y último tomo de Tomie, que tiene un par de historietas que no estaban en la edición yanki (reseñada por acá un lejano 25/02/11). Buenísima la edición de Ivrea, ingeniosa la traducción, maravillosos los dibujos de Junji Ito, y –como me pasó con la relectura de la primera mitad- las historias me impactaron un poco menos que la primera vez. Pero están muy bien, me encanta la truculencia pasada de rosca, la historia que cierra el tomo es excelente, me copa que todo el tiempo haya insinuaciones sexuales y no se vea ni media teta (excepto en la portada, claro)… Los relatos son dinámicos, Ito no se cuelga en limaduras ni en pelotudeces que no hacen avanzar las tramas, y se sube la apuesta a sí mismo todo el tiempo en materia de dibujo, de narrativa y de llevar al extremo la idea que motoriza la serie. Esto se puede recomendar sin asco a los fans del terror ido a la mierda, e incluso a los fans del buen manga, en general. Tengo más material de Ito en el pilón de las lecturas pendientes, por suerte.
Tarde pero seguro leí La hija de Vercingetorix, el álbum de Astérix aparecido en 2019, a cargo de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad. Del dibujo, la verdad que no hay mucho para opinar: Conrad es un clon milimétrico de Uderzo, que no propone mucho más que la mímesis del estilo del maestro, y le sale igual. Los expertos nos damos cuenta de que no dibuja Uderzo, pero para el lector normal, esto se ve como cualquier otro álbum de Astérix, o sea, MUY bien. En cuanto al guion, me parece que le pegaron un poco de más. Sí, es cierto: la idea es muy grossa y rematarla en 44 páginas obliga a Ferri a desaprovechar algunas aristas que no se llegan a explorar. Re daba para romper el esquema tradicional de la serie y desarrollar la trama en dos álbumes, y bueno, primó una línea más conservadora y quedó todo contenido en una única entrega en la que todo queda tan ajustado que Asuranceturix no llega a entonar ni una mísera nota. Pero es un álbum atractivo, muy disfrutable, que me causó bastante gracia. Lo menos interesante es la aventura, el aspecto más “físico” del conflicto, las peleas, su causa y su resultado. Pero el conflicto en sí está muy bueno, y le sirve a Ferri para explorar puntas que nunca se habían explorado en la serie. Hay nuevos personajes, hay un rol muy destacado para los queridos piratas, se retoma por primera vez en 60 años el argumento de la batalla de Alesia, hay afilados apuntes acerca de la sociedad y la política (de la época de Astérix y de la nuestra) y –como en todos los álbumes ambientados en la aldea gala- hay pequeños toques que le agregan carnadura y onda a secundarios de larga data como Geriatrix, Esautomatix y Ordenalfabetix. La traducción argentina es muy buena y en general podemos hablar de un álbum muy digno. No al nivel de lo mejor de la dupla Ferri-Conrad (El Papiro del César), no al nivel de los grandes clásicos escritos por René Goscinny, pero sí muy por encima de aquellos engendros que nos comimos durante la etapa solista de Albert Uderzo. Ya hay un nuevo álbum de Astérix publicado en un montón de países, así que espero ansioso la edición argentina, para leerlo y ver qué onda. Nada más, por hoy. Gracias por el aguante y los espero el viernes a las 19 hs en el pabellón de historieta y humor gráfico de la Biblioteca Nacional, donde vamos a estar presentando ¿Quién quiere ser superhéroe?