el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 31 de octubre de 2021

25 al 31 de OCTUBRE

Esta semana me tocó leer tres comics que se pueden catalogar como “de superhéroes”, todos dibujados en Argentina. Il Futuro e´Adesso es el Vol.36 en la colección de novelas gráficas de 96 páginas de Cybersix realizadas en los ´90 para la editorial italiana Eura, por el equipo que encabezaban los inolvidables Carlos Trillo y Carlos Meglia. En esta entrega en particular, de Meglia apenas se ve el estilo: el dibujo en sí, salvo algún que otro fondo, es todo obra de Alejandro (o Enrique) Santana, que para este momento ya tenía un vasto dominio de la estética creada por el maestro quilmeño. Por ahí sin la magia y sin los saltos al vacío que cada tanto pegaba Meglia, pero con una notable comprensión de lo que el lector de Cybersix esperaba ver en cada viñeta. Lo más interesante de este episodio es el guion de Trillo, compuesto en su mayoría por flashbacks. Buena parte de estas 96 páginas indagan más a fondo en tres momentos de la vida de Cybersix que se nos habían contado muy someramente en el origen de la heroína-vampiro-androide-transexual. La infancia junto a los otros chicos artificialmente creados por Von Reichter, la etapa en la que Cyber recién se apoderó de la identidad de Adrián Seidelman y lleva poco tiempo en la ciudad de Meridiana, y un momento posterior, de una Cyber/Adrián ya con veintipocos años, casi un prólogo a las primeras aventuras. Son secuencias de distintas extensiones, casi sin acción, muy jugadas a la introspección. Y Trillo remata la historia (basada en la memoria) con un encuentro entre la Cybersix adulta y el Lucas Amato amnésico, en un contrapunto muy inteligente. Y sin machaca. Creo que eso fue lo que más me gustó: me entretuve a lo largo de 96 páginas en las que prácticamente no hay acción, ni aventuras más “físicas”, ni peleas contra villanos. Casi un lujo que se dio Trillo en medio de la vorágine que impone una serie en la que la violencia siempre tuvo un rol preponderante.
Nos vamos a EEUU, año 2018, cuando Image recopila el segundo arco argumental de la serie regular de Kick-Ass, ya sin Dave Lisewzki en el rol principal, ahora a cargo de Patience Lee. Me falta el TPB con el arco en el que nos cuentan por qué Dave cuelga la máscara, pero no importa, ya lo conseguiré (acepto donaciones, también). Acá los encargados de mover la trama hacia adelante son el guionista Steve Niles y un dibujante de lujo: el rosarino Marcelo Frusín, que volvía a publicar en EEUU después de varios años de trabajo para Francia. El dibujo es fastuoso. Dinámico, explosivo, preciso, emotivo, con muchos menos fondos que los trabajos de Frusín para Francia y con el apoyo de un excelente coloreado a cargo de Sunny Gho, que entiende a la perfección qué es lo que tratan de hacer en cada viñeta el lápiz y la tinta de Marcelo. Faltan los animales, nada más, que es algo que pocos dibujantes ilustran tan bien como este crack rosarino. El guion de Niles está estirado de una manera criminal. No sé cómo no se le cae la cara de vergüenza al diluir entre más de 150 páginas una trama que daba –con suerte- para 48. La premisa no tiene el menor dejo de originalidad (todo el tiempo sentí que estaba leyendo un Annual de Vigilante de los años ´80), y en todo caso lo interesante pasa por la construcción del personaje de Patience, y el desarrollo de un sub-plot que se arrastra a lo largo de los seis episodios a un ritmo lentísimo… y no se resuelve en el final del tomo. No me pego un corchazo solo porque el siguiente arco argumental también tiene dibujos de Frusín y colores de Gho, y eso me garantiza que voy a flashear con los dibujos aunque Niles me vuelva a estafar contando en miles de páginas una historia que se podría resumir en muchas menos. Banco la jugada de poner a un nuevo personaje bajo la capucha de Kick-Ass y no dudo del potencial de Patience, pero déjense de joder y cuenten la historia a un ritmo más parecido al que utiizaba Mark Millar en las miniseries originales.
Termino la recorrida en Argentina, con el Vol.5 de Manta, una nueva entrega en la ambiciosa saga creada por Martín Mazzeo y Jonathan Crenovich. Un buen episodio, en el que pasan unas cuantas cosas importantes y la trama avanza como tiene que avanzar. Incluso hay espacio para buenos diálogos, para profundizar el desarrollo de Santiago, Manuka, Mirko, Paula y el que hasta ahora es el principal villano. Lo único choto es que no se entiende nada (pero NADA) si no tenés muy presente lo que pasó en las entregas anteriores. Manta está escrito como un libro en ocho fetas, y acá arranca la segunda mitad, sin concesiones, sin recapitular ni explicitar nada de lo que vimos en la primera mitad. El dibujo de Nicolás Brondo está muy bien, muy sólido, con un gran trabajo en los fondos, rostros expresivos y un buen manejo del timing para narrar tanto escenas de acción como secuencias en las que solo hay diálogos o silencios. En un momento del librito, Santiago tiene una alucinación (producto de una sustancia que se inyecta) y los guionistas nos la muestran en una secuencia muda de cuatro páginas, dibujadas de modo bellísimo por Quique Alcatena. A los efectos del relato, esas cuatro páginas podrían tranquilamente no estar, pero los dibujos de Quique están tan buenos que se ganan nuestra ovación. Manta sigue su avance a paso firme, sin descuidar el misterio, la trama política, los vínculos entre los personajes… La verdad que es una serie muy, pero muy interesante y vale la pena coleccionarla desde el Vol.1 para entender todo y engancharse rumbo a la recta final. Y hablando de final, esto es todo por hoy. Gracias y hasta el finde que viene.

sábado, 30 de octubre de 2021

ETERNALS

Eternals es una película rara, con muchos pros y una contra potente, tremendamente insoslayable. Empiezo por los méritos: diez protagonistas, metidos en una trama en la que todos se pueden lucir un ratito, e interpretados por diez actores de los cuales ninguno desentona, ni por su inexpresividad ni por una sobreactuación al borde del ridículo. Música bellísima, tanto la partitura original como las canciones que ya existían y suenan en distintos momentos del film. Un despliegue maravilloso de escenarios de distintas épocas, reales e imaginarios. Unos efectos especiales gloriosos, un diseño de producción alucinante, donde cada centavo está perfectamente gastado. La trama empieza con una extensa presentación de personajes y conflictos que están bien, y antes de llegar a la mitad del metraje pega un giro que no te ves venir: de pronto, te explican que todo lo que sabías acerca de los Eternals es mentira, como en aquellas miniseries de DC de los ´80 que te daban vuelta como un guante a los personajes clásicos. En ese quiebre del argumento, todo cobra otro significado, mucho mejor y más atrapante que el que tenía la explicación “original” de los Eternals. Porque además, estas revelaciones envuelven a los personajes en un dilema moral espeso, áspero, que los lleva a tomar posiciones confrontadas respecto al curso de acción que se debe seguir para evitar… algo muy heavy. Así es como a partir de cierto punto, la película se estructura en torno a una Civil War entre los Eternals, lo cual está bárbaro, porque los villanos (no spoileo nada si digo que son los Deviants) son la nada misma, los enésimos monstruos malísimos, sin profundidad ni desarrollo, más un recurso narrativo que verdaderos antagonistas. Todo esto es genial, pero lo más genial es lo siguiente: como los Eternals son personajes que nadie conoce y que a nadie le importan un carajo, acá se pueden hacer cosas que no se podrían hacer en ninguna otra película protagonizada por un grupo de superhéroes. Acá los personajes pueden morir, pueden cambiar de bando, o incluso decir “nah, mucho kilombo, yo me voy a la mierda, háganse cargo ustedes de resolver esto”. Y la verdad que el guion explota a fondo esa posibilidad que le da la Chapa Cero de los personajes. Ahora, con todo esto, con un buen conflicto que en un momento muta hacia un excelente conflicto, con todos estos riesgos en materia de desarrollo de personajes, con buenas actuaciones y laburos descollantes en los rubros técnicos… ¿cómo hacés para que la película defraude? Porque les tengo que decir que los 157 minutos se me hicieron infinitos. Que la película es larga al pedo, por momentos MUY aburrida. Como si la directora Chloé Zhao hubiese buscado la forma más chota posible de llevar a la pantalla una historia que estaba buenísima. Entonces entran todos esos flashbacks de dudosa trascendencia, esas peleas interminables que no aportan nada, ese subplot infumable de los problemas mentales de Thena… cosas que parecen estar puestas a propósito para que la trama en vez de fluir se empantane. ¿Algo más? Sí, las secuencias post-créditos son muy buenas y te dejan muy manija, hay menos chistes que en las películas promedio de Marvel, y no hace falta haber visto ninguna película anterior para entenderla (como en Shang-Chi, las menciones a las entregas anteriores son mínimas). También como consecuencia de que los Eternals no le importan a nadie y tienen menos fans que la leucemia, tampoco se siente como una afrenta o una traición que personajes que Jack Kirby ideó como varones acá se hayan convertido en mujeres, o que los interpreten actores de distintas etnias. Los propios guionistas de Marvel suelen cagarse tanto en el canon que sus antecesores establecieron para los Eternals, que nadie se escandaliza si los muchachos y chicas de Hollywood conservan poco y nada de los lineamientos trazados por el Rey. Realmente no sé cuánta gente irá a ver una peli con poquísima vinculación con lo que venía pasando en el MCU, encima centrada en un grupo de personajes más desconocidos de lo que eran los Guardians of the Galaxy cuando llegaron a la pantalla grande. Si vas, tratá de deleitarte con lo bueno (que hay varias cosas buenas) y de no dormirte en esos tramos soporíferos. Ya hay anunciada una secuela, así que tené paciencia si te parece que se están abriendo puntas argumentales que es imposible resolver para el minuto 157. Y nada más. Casi seguro mañana habrá reseñas de comics en este mismo espacio. Gracias y hasta pronto.

sábado, 23 de octubre de 2021

18 al 24 de OCTUBRE

Estoy 100% pendiente de un tema familiar complicado, así que hoy ofrezco reseñas muy breves de dos libros que pude leer en estos días. El Vol.2 de 20th Century Boys, de Naoki Urasawa, mantiene el excelente equilibrio del Vol.1. El misterio, el suspenso, la comedia, la trama conspiranoica, todo eso está ahí. Pero además suma dos elementos muy atractivos. Por un lado, vemos cómo los villanos empiezan a interactuar con y a influir en la política de Japón. O sea que ahora el thriller también cobra una dimensión política, que por el momento no explota con toda la furia, porque Urasawa prefiere cocinarla a fuego lento, y me parece bien. Por el otro lado, en un momento el autor le clava el freno a la trama de Kenji y sus amigos de la infancia en Tokio, para trasladarnos a la ciudad de Bangkok, en Tailandia, donde un violento justiciero urbano factura fortunas como sicario a sueldo, dedicado principalmente a desbaratar redes de prostitución. Son unas cuantas páginas a plena acción, a cinco centímetros de un comic de Marvel (pero con putas menores de edad), que parecen no conectar en lo más mínimo con el resto de lo que venía narrando Urasawa… hasta que en un pase de magia esta historia conecta con la de Kenji de una manera brillante, que me hizo levantarme del asiento del bondi para aplaudir al maestro. La primera mitad del tomo por ahí no es brillante, no tiene muchos momentos memorables, si bien (como ya dije) conserva intacto ese equilibrio fascinante. Pero la segunda mitad es realmente gloriosa, repleta de escenas logradísimas y que impulsan hacia adelante esta historia densa y enroscada en la que los buenos no tienen la menor garantía de encontrarse con algo parecido a un triunfo. El dibujo, como siempre, superlativo, expresivo, dinámico, preciso. Y la narrativa, impresionante, con una infinidad de recursos para ponerle onda a las largas escenas de gente hablando y con power de sobra para armar un kilombo de altísimo impacto en las escenas en las que Shogun surte gente a lo pavote. Tengo comprado el Vol.3 y ya salió el Vol.4, así que habrá más 20th Century Boys en el blog, probablemente antes de fin de año.
Leí también Gómez, la ópera prima de Gustavo Diéguez, arquitecto argentino de enorme talento para el dibujo, que incursiona ya de grande en el campo de la historieta. Visualmente es una obra muy hermosa, con un trabajo consagratorio en los fondos y decorados (lo que se espera de un arquitecto y más), donde se ve una atención a los detalles y un conocimiento realmente apabullante. Los cuerpos y las caras me hicieron acordar a Ignacio Noé, pero como un poquito más civilizado, menos salvaje que el Noé que trabajaba en blanco y negro a principios de los ´90. Como si fuera una cruza entre aquel Noé y un dibujante realista más preciosista y menos kilombero, tipo Fabián Mezquita. Y la cruza funciona bárbaro. Desde las viñetas que están claramente copiadas de fotos hasta las que son más expresionistas, más jugadas a conjurar climas y sensaciones que no aparecen en las fotos, todo el conjunto de la obra sostiene a lo largo de unas 150 páginas un nivel gráfico estupendo. Por el lado del guion, me encontré con un autor demasiado ambicioso para mi gusto. Diéguez urde una trama muy compleja, con muchos elementos, muchísimos personajes, mucha data que el lector necesita manejar para entender todo lo que pasa… y por momentos se le va de las manos, se le empantana el relato. Hasta llega a ofrecer una página de “mapa”, que le explica al lector dónde está cada personaje y qué está haciendo. Después hay un segundo tramo más breve, casi una secuela, ambientada unos años después, donde Diéguez baja un poquito las pretensiones y cuenta una historia un poco más simple, más accesible, aunque siempre dentro de un tono muy sofisticado, muy intelectual (en el buen sentido), con una hábil mezcla entre datos, elementos y personajes tomados de la realidad y otros producto de la imaginación del autor. No quiero contar mucho de las tramas, pero hay villanos nazis, complots, gente del palo de la literatura, de la fotografía, y mucho énfasis en las maravillas arquitectónicas que lució Mar del Plata en sus primeras décadas de existencia. Quiero ver más trabajos de Gustavo Diéguez en historieta, por ahí en colaboración con un guionista que esté un poco más canchero en esto de las tramas complejas y los elencos multiestelares. Nada más, por ahora. Gracias a tod@s l@s que están comprando mi libro en la preventa, y hasta el finde que viene.

jueves, 21 de octubre de 2021

¿QUIÉN QUIERE SER SUPERHÉROE?

Bueno, ya les puedo contar que empezó la pre-venta de ¿Quién Quere Ser Superhéroe?, el libro que escribí el año pasado, durante el confinamiento y que ahora edita el sello Comic.ar. Es un masacote de 536 páginas, que va a estar impreso para mediados de Noviembre, pero que ya se puede reservar con un generoso descuento en una comiquería de Córdoba (Crossover) y cuatro de la ciudad de Buenos Aires (Sector 2814, Meridiana, Rey Esteban y La Fábrica de Historietas). Más tarde estará a la venta en muchos más lugares, en la propia editorial, en ferias, en las páginas de dealers virtuales, etc.. La idea es que llegue a toda la gente del habla hispana a la que le pueda interesar. El libro es un extenso ensayo en el que abordo desde distintas ópticas el fenómeno de los superhéroes: su evolución a lo largo de las décadas, su impacto en la cultura popular, la lógica interna de las historias... Hay tramos más "de data dura", otros más teóricos y otros más polémicos, pero me parece que cualquiera al que le interese el tema de los superhéroes se va a enganchar, ya sea que tenga 40 años de lectura de comics a sus espaldas, o que simplemente se entusiasme con las series y las películas. La portada es obra de Lucas Varela, la corrección de los textos estuvo a cargo de mi hermano Diego y el diseño y la edición corrieron por cuenta de Tomás Coggiola, con quienes estoy enormemente agradecido. También tengo que agradecer muy especialmente a los autores amigos que respondieron a mis preguntas y aportaron valiosos testimonios para el libro, entre ellos Marv Wolfman, Howard Chaykin, Mark Waid, Peter Milligan, Bill Sienkiewicz, Carlos Pacheco, Humberto Ramos, Ariel Olivetti, Renato Guedes, José Villarrubia, Sergio Ponchione, Serge Lehmann y Francisco Ortega. Una cantidad bestial de capos absolutos. También durante la realización del libro, y en busca de respuestas a los muchos temas que toca el libro, desempolvé viejos cassettes con entrevistas que realicé en los ´90 y nunca publiqué, de las que extraje testimonios de Jack Kirby, Berni Wrightson, Neil Gaiman, Matt Wagner, J.M. DeMatteis y Fabián Nicieza. Y también reproduje algunos fragmentos de entrevistas que sí publiqué en medios de habla hispana, a autores como Mark Millar, Walter Simonson, Kurt Busiek o Joe Kelly, entre otros. Toda esta multiestelar pluralidad de voces para tocar temas como la vinculación de los superhéroes con el mundo real en las distintas épocas, cómo y por dónde aparece el tema de la ideología, qué es y para qué sirve la continuidad, la forma en que se arman los equipos creativos que producen estas historias, la obsesión con ambientarlas en el presente, el Super Clásico entre héroes y villanos y las motivaciones de unos y otros, la pica entre Marvel y DC, la conquista del cine, la tele y los videojuegos, las trabas y las facilidades que aparecen a la hora de implantar la temática de los superhéroes en países que no son Estados Unidos… y por supuesto también preguntarnos qué corno es un superhéroe, si cualquier pelotudo con superpoderes es un superhéroe, si se puede ser superhéroe sin poderes… Al final, el libro ofrece mini-biografías de un montón de autores clave para entender el género, y un listado completísimo de todas las fuentes bibliográficas que consulté, y que se puede usar como una guía casi infalible para encontrar buenos textos (seguramente mejores que los míos) relacionados a esta temática. En fin, durante muchos meses leí, pensé y escribí (en ese orden) acerca de estos temas y varios más, siempre en torno a esta mitología contemporánea tan apasionante y tan adictiva. Empecé el libro allá por Abril o Mayo de 2020 y lo terminé a principios de Enero de 2021. En Junio de este año, justo cuando estaba por empezar a trabajar para editarlo yo mismo a través de un crowdfunding, apareció la editorial Comic.ar (que habitualmente publica historietas de grandes autores argentinos) y rápidamente llegamos a un acuerdo para que el libro se sume a esa notable línea de publicaciones en la que suelen aparecer obras de Juan Giménez, Quique Alcatena, Edu Molina, Luciano Saracino, Diego Cortés, Ricardo Barreiro, Juan Zanotto, Robin Wood y tantos otros capos. Si leés historieta argentina, ya sabés que Comic.ar edita mucho y con muy buena calidad. Para aquell@s a l@s que se le acaban muy rápido los textos que subo una vez por semana a este blog, e incluso se liquidan en muy poquitos días los monumentales números de la Comiqueando Digital, y ya se escucharon todos los podcasts y se vieron todos los videos de YouTube y aún así quieren más, acá hay mucho más. Un libro entero, 536 páginas de material pensado desde cero para ser esto que es hoy: un libro. Casi seguro el único libro que voy a escribir en mi vida porque -ahora que se puede- la idea es volver a viajar y volver a salir de joda, y poner ahí el tiempo que en 2020 puse en la realización del libro. Por ahí, más adelante, si la editorial me lo permite, voy a postear acá algún fragmento de alguno de los capítulos, para que vean más o menos cómo está planteado. Por ahora, simplemente dejo el link para que aquell@s que quieran comprar el libro con descuento puedan hacerlo en estas pocas semanas que falta para tenerlo en las bateas. https://www.comicpuntoar.com/product-page/quién-quiere-ser-superhéroe Como siempre, mil gracias por bancar los disparates en los que uno se embarca a falta de algo mejor para hacer. En un par de días, nuevas reseñas acá en el blog.

sábado, 16 de octubre de 2021

11 al 17 de OCTUBRE

Sigo adelante con las lecturas, ya muy cerca de un anuncio que para mí es muy importante y espero que entusiasme a tod@s l@s que leen este blog. Pegué un salto en la lectura de las novelitas de Cybersix y me fui al Vol.37, Notti Selvagge, a ver cómo resolvía Carlos Trillo uno de los plots que habían quedado colgados durante muchísimas entregas: la desaparición de Lucas Amato, el papá del hijito de Cybersix. Acá vemos el regreso de Lucas a Meridiana, ahora totalmente amnésico, como en las telenovelas de los ´80, en las que siempre había alguien que perdía la memoria. El núcleo de esta novelita es cómo reacciona Cybersix (y por ende, Adrián Seidelman) a la reaparición de Lucas, y en el medio hay una trama más aventurera, bastante poco atractiva, en la que la superheroína-vampiro-androide-transexual deberá desbaratar un plan de Helmut, el joven clon de Krumens y esbirro de Joseph. Tanto el aspecto más emocional como el más orientado a la acción sufren el mismo problema: el estiramiento excesivo. Trillo tiene ideas para unas… 56 páginas y las desparrama en 96, o sea que el interés dramático que pueda tener el relato se disuelve entre secuencias innecesariamente largas, o secuencias metidas simplemente para rellenar páginas. El resultado es apenas soportable. A cargo del dibujo tenemos a Gustavo Mazali, mucho más afianzado que la última vez que lo vimos trabajar bajo la órbita de Carlos Meglia. Hay unos cuantos dibujos (fondos y personajes) del prócer quilmeño, y cuando todo lo que vemos es obra del lápiz de Mazali, el contraste no se nota demasiado. O sea que a nivel visual, esto es bastante digno. Me quedan algunos tomitos más de Cybersix, como para leer y reseñar en las próximas semanas.
Nos vamos un ratito a Brasil, donde en 2009 sale un libro que recopila las primeras seis aventuras de Necronauta, el personaje creado por Danilo Beyruth en 2007. A veces con guionistas invitados, a veces solo, en fanzines impresos por él mismo en blanco y negro o en un libro a todo color editado por Image, Beyruth puso en marcha, en muy poco tiempo, una serie interesantísima, donde lo vamos a ver mejorar como dibujante a pasos agigantados. Aún así, el episodio más moderno de Necronauta (de estos seis que componen el libro) todavía está varios pasos atrás de lo que va a mostrar Beyruth en Banda de Dois, que es de 2010. O sea que la evolución de este monstruo va a ser muy notable y sobre todo muy acelerada. Las historias en general son originales, y a pesar de lo que pueda sugerir el aspecto del protagonista, rozan de manera muy tangencial el género superheroico. Necronauta no es ni bueno ni malo, es casi un mecanismo pensado para resolver conflictos que complican la llegada al Más Allá de gente que estiró la pata. Conflictos que pueden ser emocionales o incluso metafísicos, no necesariamente violentos ni de buenos contra malos. Eventualmente, todos los fans de Beyruth (los que lo conocieron gracias a Banda de Dois, o los que lo siguen en sus trabajos para el mainstream yanki) caemos en Necronauta, un poco por curiosidad y un poco porque se trata de una serie realmente atractiva, bien hecha, que explica de modo contundente por qué este autor se ganó el lugar que tiene hoy en el comic sudamericano. No tengo otros tomitos de Necronauta, pero sé que hay más y trataré de conseguirlos.
Allá por 2000, cuando se publicaba muy poca historieta de autores argentinos, irrumpió en San Nicolás una obra que sacudió el avispero y le enseñó a toda una generación que era posible crear y editar novelas gráficas en aquel contexto tan adverso. La obra era Hacia el Hondo Bajo Fondo, de Federico Baert, una novela gráfica a la que el narratólogo David William Foster le pondría sin dudar el rótulo de “existencialista”. Hoy, con más de dos décadas a cuestas, Hacia el Hondo Bajo Fondo ofrece un solo flanco vulnerable, que es el del dibujo. Para el lector actual, el dibujo del Baert de hace 21 años puede resultar crudo, o incluso rudimentario. Pero felizmente existe la remake: otras 90 páginas, con el mismo guion que utilizó Baert en 2000, pero dibujadas por Carlos Aón y coloreadas por Lara Lee. Es decir que a alguien se le ocurrió tomar lo mejor que tenía Hacia el Hondo Bajo Fondo y reemplazar esa faceta gráfica que hoy puede veerse precaria por una 100% nueva, a cargo de un dibujante y una colorista absolutamente afianzados, con amplio dominio de todos los elementos que pueden hacer atractiva a una novela gráfica para el público actual. La nueva versión respeta a rajatabla los magníficos diálogos, el armado de las secuencias y muchas veces hasta la cantidad de viñetas de cada página y los planos elegidos por Baert para la versión original. Por otro lado, Aón cambia bastante el diseño de los personajes secundarios y la paleta de Lee le agrega a la obra climas que la primera versión no tenía. No te digo que estoy para tirar a la mierda la edición del 2000, pero sí afirmo que la de 2021 es muchísimo mejor. Si querés sumergirte en el abismo de la mala leche, el enrosque emocional, el cinismo y la poesía berreta de Ácido Van Rotren, sin dudas te recomiendo entrar por acá. De la mano de Baert, pero también de Aón y Lee, que supieron hacer suya esta obra y pegarle un upgrade notable a algo que ya era un clásico de culto entre los fans de la historieta argentina post-industrial. Nada más por esta semana. Gracias y será hasta la próxima.

domingo, 10 de octubre de 2021

4 al 10 de OCTUBRE

Bastante escasa la lectura de esta semana, porque me enganché con un libro muy power SOBRE comics, que me absorbió muchas de mis pocas horas libres. Nunca había intentado la locura de empezar a leer una serie en el cuarto TPB, pero con Rumble hice la excepción. Esta creación de John Arcudi para Image tiene tres tomos dibujados por James Harren que nunca leí (ni siquiera vi) y que probablemente no lea nunca. Pero en el Vol.4 (de 2017) llega como dibujante David Rubín y ahí sobran los motivos para sumarse a la lectura de esta serie. Me da la sensación que Arcudi sabía muy bien que Rubín le iba a traer un nuevo flujo de público a Rumble, porque a lo largo de los episodios que recopila este TPB se esfuerza por brindarnos a los recién llegados la información indispensable para entender lo que había pasado en los primeros tomos. Y lo hace de manera muy piola, con la data bien dosificada como para no aburrir ni entorpecer el ritmo de la aventura. La faceta más épica de Rumble realmente me interesó poco. Las luchas ancestrales entre guerreros infinitamente poderosos, la intriga palaciega en esa especie de infierno… no me encontré con nada que me llamara demasiado la atención. Pero me enganchó mucho la faceta más mundana, la forma en que Rathraq (el protagonista) se vincula con sus aliados humanos y cómo estos se vinculan entre sí y con la comunidad en donde viven. Y si bien el dibujo de Rubín explota mucho más cuando dibuja batallas a todo o nada entre dioses y guerreros antiquísimos, también brilla y deslumbra cuando la acción se sitúa en un contexto actual y urbano. Ahí las batallas que se libran son otras, más chiquitas, más íntimas, y ahí emergen los momentos que más me gustaron del guion de Arcudi. Por supuesto, esto hay que tenerlo porque lo dibuja Rubín, un tipo cuyo talento para la narración gráfica pulveriza todos los límites, obra tras obra, sin importar para qué mercado trabaja. Apuntalado por la magia cromática de Dave Stewart, el gallego de Galicia arma un kilombo visual fascinante cuando el guion va para el lado del impacto, y la rompe en las expresiones faciales y corporales del vasto elenco de personajes cuando la historia avanza a través de las conversaciones, negociaciones y enrosques por vía oral. Si sos fan de David Rubín, no lo dejes pasar. El ídolo se queda hasta el final de la serie (el Vol.6), así que hay muchas páginas maravillosas por descubrir. Lo único choto es que, una vez terminada la historieta, el TPB se extiende más de 30 páginas, rellenadas con bocetos, portadas alternativas, pin-ups y demás boludeces que visualmente son muy lindas pero no aportan nada a nivel de la narración.
Y me queda por mencionar brevemente a Carolo, un librito con chistes escritos por Alejandro Farías y dibujados por Leo Sandler (ya vimos varios trabajos anteriores de esta dupa), publicados en blanco y negro y de a uno por página. Todos los chistes giran en torno al mundo de los insectos y sus particularidades, y algunos encuentran la vueltita graciosa en el juego de palabras. No recuerdo haberme reido mucho de ninguno, y el dibujo tampoco me generó lo mismo que otros trabajos previos de Sandler. A lo largo de los 64 chistes que ofrece el librito, Farías amplía todo el tiempo el elenco de la tira, sin la intención de desarrollar a los personajes ni indagar en las relaciones entre ellos. Simplemente están ahí porque las arañas, hormigas,moscas o lombrices habilitan chistes que no se podían hacer con los caracoles, que son los únicos protagonistas de las primeras tiras. Al tener un único dibujo por entrega, las tiras de Carolo no ofrecen ningún tipo de juego narrativo y tampoco está la intención de compensar este déficit con un laburo a destajo en fondos, o en texturas o juegos de iluminación que adornen un poquito a los dibujos. Estamos ante una tira cómica casi minimalista, en la que Farías y Sandler tratan de reducir todo a su mínima expresión. No digo que no esté bien hecha, pero a mí no me cautivó. Nada más, por ahora. Si quieren leer más, ya saben. Entran al sitio web de Comiqueando o se bajan la Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com . Gracias y hasta pronto.

sábado, 2 de octubre de 2021

27 de SEPTIEMBRE Al 3 de OCTUBRE

No tengo muchas ganas de escribir, pero como creo que mañana voy a tener menos ganas que hoy, pongo primera y arranco. Juliet e Gengis es el Vol.33 de la colección de novelitas gráficas de 96 páginas de Cybersix, secuela directa de la última que leí y que me pareció brillante. Esta tiene muy buenos bloques de texto (sospecho que escritos por Viviana Centol), pero la trama no me enganchó ni a palos como la del tomito anterior. Abusa un poco del recurso (muy típico de Trillo) de rellenar páginas con los sueños de los personajes, le da mucha bola al insportable Joseph (el hijo de Von Reichter) y lleva la idea de “el villano es un bebé de un año con chupete y pañales” a un extremo en el que la misma pierde la sutileza y el dramatismo que tenía la primera vez. Queda solo el impacto emocional de que Cybersix tenga que combatir a su propio hijo, pero se va diluyendo con el correr de las páginas. Era una idea excelente, pero para usarla menos veces, me parece. Por si faltara algo, Centol nos da los primeros indicios de que Gengis se le puede llegar a dar vuelta a Von Reichter y dejar de lado el objetivo de matar a su madre. Ojalá eso no suceda en las próximas entregas. El dibujo está a cargo de Gustavo Mazali, por supuesto alienado al estilo de Carlos Meglia, con fondos y personajes diseñados por el prócer quilmeño. Y si bien no está mal, le falta la magia de Meglia y se ven algunas limitaciones que no se veían en las historietas a cargo de Alejandro Santana o Ricardo Vispo. Era poco probable que este episodio estuviera al excelente nivel del anterior, pero yo me había hecho ilusiones…
Tenía sin leer otro librito de Jorge Quien, el Vol.2 de Anoche, un recopilatorio de 40 tiras en las que el autor cuenta e ilustra sus sueños. Son apenas tres o cuatro viñetas por tira, en las que los textos se hacen cargo de “contar la historia” mientras que los dibujos le agregan despliegue visual a lo que cuentan los textos. Libres del peso de llevar adelante la narrativa, los dibujos de Quien cobran vuelo y se prodigan en texturas alucinantes y claroscuros poderosos. No recuerdo haber visto otros trabajos de Jorge dibujados a este nivel. Y los sueños… sueños son, diría Calderón de la Barca. No les pidas coherencia, ni desarrollo de personajes, ni una evolución razonable hacia un final satisfactorio. En tres o cuatro viñetas hay, como mucho, una idea más o menos interesante, impactante o bizarra y hasta ahí llegamos. La edición del librito (publicado en Chile en 2017) es impecable y el texto con el que abre (tomado de un ensayo de Eric Fromm) es brillante. Allá por el 22/06/17 me tocó ver al enorme Matthieu Bonhomme cabalgar por las praderas del Lejano Oeste, en una excelente serie escrita por Lewis
Trondheim. Esta vez no solo escribe él mismo el guion, sino que además tiene la posibilidad de trabajar con Lucky Luke el cowboy más icónico del comic franco-belga. El Hombre que Mató a Lucky Luke tiene más páginas que los álbumes clásicos del solitario justiciero del Oeste, una narrativa mucho más jugada, que se anima a dejar de lado el esquema de páginas divididas en cuatro tiras, y una paleta de colores intencionalmente acotada, fiel a la estética de Morris. Visualmente es un trabajo intachable, que no defrauda en lo más mínimo ni al fan de toda la vida de Lucky Luke ni a los que alucinamos con cada obra que dibuja el bueno de Bonhomme. Pero el riesgo fuerte, la apuesta que si te sale bien te propulsa a la estratósfera y si te sale mal te hunde en la ignominia es la de contar una aventura de Lucky Luke sin pantomimas, sin bizarreadas como la de hacer hablar a Jolly Jumper y casi sin humor. O con un humor más sutil y más ácido que el de la mejor época de René Goscinny en la famosa serie. Y a Bonhomme le sale MUY bien. La mirada más cruda, menos ingenua (similar a la que Emile Bravo le aportó a Spirou), al universo y a la estructura narrativa de Lucky Luke resultan un aporte magnífico a la serie, y un mimo al alma de cualquier adulto que haya flasheado de pendejo con las aventuras del carismático cowboy. Sin dudas, un paso adelante, un nuevo hito en la mitología de un personaje que ya acumula 75 años de gloria. Y nada más, por hoy. Gracias a tod@s l@s que descargaron la Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y será hasta el finde que viene.