miércoles, 5 de noviembre de 2025
OTRA NOCHE DE MIÉRCOLES
Ya estamos en los últimos días en los que me puedo dar el lujo de tomarme un rato para leer historietas, en la previa a ese momento en el que me zambullo en el frenesí de la Comiqueando Digital y no asomo la nariz hasta Enero. Vamos a tratar de tener reseñas de vez en cuando durante Noviembre y Diciembre, pero seguramente no van a ser demasiadas.
Debout l´Humanité! es el nombre con el que se dio a conocer en Francia el manga Ningendomo atsumare!, una obra del inmortal Osamu Tezuka originalmente serializada entre 1967 y 1968. Este es un caso típico de "el que mucho abarca poco aprieta". A Tezuka se le ocurre una idea loquísima: un tipo con unos espermatozoides raros, que le permiten engendrar una nueva raza cuasi-humana: l@s asexuad@s. Seres muy parecidos a nosotros, que son prácticamente idénticos entre sí y que pueden asumir el aspecto (y los genitales) de hombres o de mujeres de manera indistinta. Son una sub-especie sumamente dócil y leal, sin pulsiones sexuales, obedientes, disciplinad@s, ideales para ser convertidos en un ejército. Científicos inescrupulosos le extraen millones de espermatozoides al pobre Tenka Taihei (que es bastante pajero) y está todo dado para que, en 20 años, esos fetos estén listos para ser soldados que les ayuden a sojuzgar a ganar una guerra entre países vecinos que estalló hace décadas. Hasta ahí, es un concepto atractivo, que da para infinitas peripecias, aventuras, intrigas y hasta chistes sexuales subidos de tono. Pero a Tezuka le gana la ambición y ahí la cosa se empieza a desmadrar.
Pongámosle que hasta la mitad de la obra, Ningendomo atsumare! es rara pero interesante. Rara porque (como otras obras del ídolo) se mete con un tema cruento y desolador como una guerra en la que abundan las muertes, las torturas, los bombardeos, las masacres y demás, mientras los protagonistas se ven envueltos en situaciones cómicas, en un contraste que -por lo menos leído hoy- hace mucho ruido. E interesante porque el plan de los villanos está bueno, hay personajes secundarios bien trabajados, la consigna es original, etc.. El problema llega con la segunda mitad de la obra (digamos, a partir de la página 200) cuando el Dios del Manga se propone explorar a fondo las consecuencias de la aparición de esta nueva sub-especie humana. En las 220 páginas que le quedan por delante, el autor se propone planteos filosóficos, sociológicos, de discriminación racial y sexual, sin dejar de lado la temática de la guerra (por supuesto, la mirada de Tezuka es anti-bélica) ni las escenas (mayoritariamente en joda) que tienen que ver con el sexo. Y es mucho. Es mucha la violencia, son muchas las peripecias que se acumulan, y sobre todo es mucho lo que Tezuka pretende explicarnos acerca de cómo surge, crece, se organiza y se planta frente a la Humanidad esta nueva especie. El guion se vuelve barroco, convulsionado, abarrotado de personajes y de elementos que no se llegan a amalgamar de manera armónica, a tal punto que la historia termina prácticamente en cualquier lado, como si Tezuka hubiese dicho "listo, ya fue, la corto acá porque me estoy yendo demasiado al carajo".
Y lo más loco: Tezuka dibuja esta historia en un estilo mucho más cercano al humor gráfico, con un trazo muy simple, muy sintético, como si en vez de Walt Disney sus influencias fueran Jules Feiffer, Jean-Jacques Sempé o el Sergio Aragonés más minimalista. El resultado es una narración gráfica muy dinámica, en la que el maestro demuestra que aún dibujando poquito te puede atrapar y hacer que entiendas todo lo que él quiere que entiendas, pero también se extraña el trazo más prolijo y más esmerado de las otras obras de Tezuka. Esto está dibujado a los santos pedos, y se nota mucho. No molesta demasiado, pero si estás acostumbrado al Tezuka más virtuoso, te va a sumar ruido a una historia que ya de por sí es un toque fallida. Ningendomo atsumare!, entonces, es un manga muy extraño, solo para MUY fanáticos del Dios del Manga que quieren leer TODO (o lo más posible) de la inabarcable obra del autor más grande que dio el Noveno Arte en sus 130 años de historia.
Me voy a Marzo de 2020, justo cuando explota la pandemia de COVID-19. Es el momento en el que DC festeja el nº750 de Wonder Woman con una antología de 100 páginas, bastante similar a los especiales de 80º aniversario de distintos personajes, de los que ya vimos unos cuantos acá en el blog. La diferencia es que el nº750 de Wonder Woman empieza con 22 páginas en las que Steve Orlando y Jesús Merino cierran un arco argumental que se venía desarrollando en los números anteriores de la serie regular. El lector desprevenido cae en el medio de la machaca entre personajes que Orlando ni se calienta en presentar, y tarda unas cuantas páginas en entender qué corno está pasando y en engancharse con una historia, que no es chota ni mucho menos, pero que requería un toque más de accesibilidad para los que no veníamos leyendo la revista de Diana. El dibujo de Merino, muy notable.
Y después sí, historias cortas, con distintos autores y ambientadas en distintas épocas y distintas iteraciones de la mítica superheroína. Tenemos una muy linda a cargo de Gail Simone y Colleen Doran, un guion ingenioso y picante de Mariko Tamaki que involucra a Ares, buenos trabajos de dibujantes que a mí me encantan como Phil Hester y Riley Rossmo, una de la Wonder Woman de la realidad paralela de las DC Bombshells (que no entendí demasiado) y dos historietas muy buenas, pero demasiado parecidas entre sí: tanto en la de Greg Rucka y Nicola Scott como en la de Vita Ayala y Amancay Nahuelpan el conflicto es el mismo. Dos mujeres a las que Diana considera sus amigas más queridas se volvieron villanas y la quieren matar. Nuestra heroína va a hacer lo imposible por "curar" tanto a Barbara Minerva como a Vanessa Kapatelis, pero ellas están presas de un odio que las hace inmunes al amor de Diana. La pelea contra ese odio es compleja y desigual, pero obviamente Wonder Woman la va a dar hasta el final. Y el final también, es prácticamente el mismo en ambas historietas. La antología termina con una historia que en su momento armó bastante kilombo: ocho páginas en las que Scott Snyder despeja un poco el humo de una historia del Universo DC que estaba en pleno caos, donde nadie sabía qué era canon y qué no (como casi siempre). Acá, el guionista deja sentado que la Golden Age empezó en 1939 con el debut de Wonder Woman, que es la primera superheroína del DCU. Y todos los demás vendrán después. No sé si eso se mantiene aún hoy como canónico (creo que sí), pero la idea de que todo empezó con Diana nace en estas páginas, dibujadas por Bryan Hitch con menos pilas que en sus mejores trabajos.
Cierro con una breve mención para Elías y el Perro de la Esquina: El Gran Susto, un librito de 64 páginas que marca el regreso del talentoso Leo Arias a la serie que realizó durante más de 15 años para la revista Billiken. Estas son todas historias inéditas, breves relatos en los que Arias puede jugar con total libertad, sin las restricciones típicas del formato de una tira, o de una página, o de media página, o lo que fuera. Estas nuevas aventuras duran lo que Arias decide que tienen que durar, y están contadas a un ritmo alocado, como si estuviéramos viendo un dibujo animado. Hay nuevos personajes, están los de siempre, y resalto algo que el propio Arias subrayó durante la presentación del libro: Elías es el protagonista, pero la pasa para el orto. A tal punto que el miedo, la angustia y el trauma que le provocan a Elías ser sorprendido una y otra vez por los ladridos del perro son el centro, el núcleo, el componente principal de la historieta.
El dibujo es maravilloso, repleto de imaginación, plasticidad, comicidad y con unos recursos narrativos de alto impacto, como para enganchar de inmediato a los chicos, pero también a los grandes. Lo más raro es un nuevo villano, la rata, que está dibujada en un estilo distinto, mucho más feista y desangelado que el resto de los personajes, y que no se termina de ensamblar del todo al grafismo que Arias desarrolla en esta serie. Fuera de ese detalle, Elías y el Perro de la Esquina es un excelente divertimento para niñ@s de 7 a 10 años y además un testimonio de la vigencia de un crack de la historieta y el humor como es (hace ya varias décadas) Leo Arias.
Nada más, por hoy. Ni bien tenga más material leído nos reencontramos con nuevas reseñas acá en el blog.
Etiquetas:
El Perro de la Esquina,
Leonardo Arias,
Osamu Tezuka,
Wonder Woman
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