el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 26 de agosto de 2022

MAÑANA DE VIERNES

Acá estoy de vuelta, con un par de libros para reseñar. Después del hitazo que significó Los Años de Allende (ver reseña del 21/08/15), era obvio que la dupla integrada por Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta iba a volver. Y volvió en plena pandemia, con un libro editado a fines de 2020, titulado Nosotros los Selk´Nam, en el que exploran la historia, la cosmogonía, la cultura y el legado de esa peculiar tribu aborigen que habitó la Tierra del Fuego, tanto del lado chileno como del argentino. Nosotros los Selk´Nam es un libro raro. Más que una novela gráfica pareciera ser un ensayo gráfico. No está la intención de contar una historia, sino más bien de recabar testimonios y datos que nos ayuden a pensar en los misterios de esta etnia casi desaparecida de la faz de la Tierra. A lo largo de casi 140 páginas, Reyes y Elgueta aparecen como personajes del libro: a veces le hablan directamente al lector y otras veces interactúan con artistas, intelectuales o científicos que estudiaron el tema de los Selk´Nam, o se inspiraron en sus leyendas para crear otras obras. Así, de manera fragmentaria, el libro nos ofrece distintas miradas acerca del fenómeno, unas más centradas en la historia de los aborígenes fueguinos, otras más teñidas por la fascinación que ejerce su conexión con una cierta metafísica muy elevada y conectada con relatos épicos y hasta con cuestiones de género hoy muy candentes. Cada tanto, Reyes y Elgueta interrumpen estas charlas con expertos para mostrarnos algunas viñetas dibujadas en un estilo mucho más caricaturesco, donde sí avanza una ficción un poco más tradicional, protagonizada por una pareja, y por supuesto también vinculada al atractivo que hoy tienen la cultura y los mitos de los Selk´Nam. No es la parte que más me interesó. Lo más rico, para mi gusto, es el tramo más histórico, en el que los autores y los especialistas con los que conversan sacan a la luz la forma atroz en la que terratenientes y empresarios, avalados por los gobiernos de Argentina y Chile, les robaron las tierras a este pueblo y lo exterminaron. Lo más tremendo es que es un exterminio que recién se calmó un poco a principios del Siglo XX, es decir que es bastante reciente y -lo que es peor- está bastante documentado, porque se da en una época en la que hasta existía la fotografía. Una vez más, la codicia de los grandes capitalistas se lleva puesta a una civilización entera, y acá te cuentan quiénes fueron, cómo lo hicieron y cómo sobrevivieron los pocos Selk´Nam que aún hoy pueblan la región más austral de la Patagonia. El dibujo de Elgueta es excelente de punta a punta, en los distintos estilos que aborda. Ya sea cuando retrata a la parejita, o cuando replica el estilo de los antiguos grabados, o cuando mete ilustraciones a lápiz con un trazo más suelto, el trazo del dibujante conjura climas increíbles. Las escenas de cabecitas que hablan no se hacen aburridas, la reconstrucción de las épocas pasadas está lograda de manera magistral y la combinación de distintas técnicas de dibujo y entintado no confunde en ningún momento al lector ni lo distrae de lo importante, que es lo que revelan la investigación de los autores y los testimonios de los entrevistados. Si te interesa saber mucho más acerca de los Selk´Nam (o los onas, como lo llamaban los libros de historia de los que estudiamos en los ´70 y ´80), este es el álbum de historietas al que le tenés que entrar.
Nueva edición para Las Andanzas del Incorregible Paolo Pinocchio, esta vez en Argentina (yo tenía la española, de DibBuks, reseñada el 18/04/12), y bueno, una excelente excusa para releer todo el material protagonizado por el muñeco maldito y nacido de la pluma de Lucas Varela. El nuevo recopilatorio trae todas las apariciones de Paolo excepto la novela gráfica final, que salió en Francia en 2021 y acá llegará... eventualmente. Bajo una nueva portada demasiado buena para ser real, el libro pone en orden todas las historietas de Paolo, en las que se ven algunos retoques respecto de sus apariciones en revistas como Fierro o libros anteriores como Estupefacto, Matabicho, o el ya citado recopilatorio de DibBuks. En algunas páginas hay viñetas agregadas, las breves historias presentadas originalmente como tiras ahora son páginas de historieta tradicionales, y el cambio más notable es que Varela acotó muchísimo la paleta de colores. Hay decenas de páginas en las que no vemos ninguna tonalidad de azul, y las tonalidades de verde escasean aún más. Predominan blanco, negro, gris y tonalidades de rojo, a las que también se suman de a ratos naranjas y amarillos. La verdad que el resultado no cambia mucho al quitarle variedad cromática a las historias: el dibujo sigue siendo extraordinario y los guiones mantienen intactas sus dosis de delirio y pésima leche. Probablemente entre los lectores argentinos Paolo Pinocchio sea la más difundida de las obras de Lucas Varela, con lo cual me da la sensación de estar hablando al pedo, de algo que casi todos ya leyeron y ya saben que es una obra maestra de este monstruo de la historieta surgido hace 25 años en las páginas de Comiqueando. Pero habrá algún despistado (o despistada) que todavía no entró a este mundo de fantasía putrefacta, de demonios que se convierten en gusanos, de almas condenadas con forma de masacotes, de orgías satánicas y cuentos de hadas enchastrados de crueldad y miseria. Ese es el mundo de Paolo Pinocchio, un mundo en el que el Medioevo es reversionado para incluir recitales de rock y en el que las palabras típicas de los porteños se cuelan en diálogos pomposos y circunspectos con un efecto cómico demoledor. Humor negro, abyección moral, aventuras que avanzan con una lógica cercana a la de los sueños, y la desbordante imaginación de Varela puesta al servicio de criaturas y escenarios donde la fantasía y la desolación van de la mano. Si los guiones fueran horribles o no estuvieran, habría que comprar este libro por los dibujos, que son gloriosos. Pero además los guiones existen y son brillantes, así que no hay forma de escapar a este infierno encantador, que es apenas una muestra del talento descomunal de Lucas Varela. Nada más por hoy. Gracias y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

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