el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 22 de agosto de 2022

NOCHE DE LUNES

Vamos con un par de libritos que me devoré estos últimos días. Conan: Black Colossus es el Vol.8 de los tomos que recopilan la más extensa de las distintas series regulares que protagonizó el Cimmerio en Dark Horse. Este tomo me llamó la atención por el equipo creativo: guion de Timothy Truman, dibujos de Tomás Giorello. Un combo más que atractivo incluso para alguien que (como yo) no es fan de Conan. Adentro me encontré con una historia que adapta un relato de Robert E. Howard en el que básicamente Conan tiene que ponerse al frente de un ejército inmenso para combatir a otro ejército inmenso, que además tiene como líder a un hechicero con zarpados poderes sobrenaturales. Y al final gana Conan, y para festejar se pega una revolcada con una hermosa princesa. ¿Más de 130 páginas para contar eso, estás seguro? ¿No será un malentendido? No. La batalla se despliega en los dos últimos capítulos, y todo el resto es un larguísimo build-up, en el que Truman se dedica a mostrarnos lo malo y poderoso que es el villano, mezclado con escenas en las que Conan se gana de a poco la lealtad de mercenarios, aristócratas y demás muchachones de armas tomar que se integrarán a sus huestes, muchos de los cuales no sobrevivirán. Lo más interesante de esta previa interminable llega cuando Truman contrasta a un Conan rústico, sucio y desprolijo, con estos aristócratas, nenes de mamá que frecuentan los palacios pero que en su vida se enfrentaron a las amenazas que el Cimmerio derrota todos los días, con la naturalidad con la que uno se lava los dientes o saca la basura. Esas pinceladas de intriga palaciega, desarrolladas en diálogos muy dinámicos, hacen que todas esas páginas se sostengan un poco más, incluso a lo largo de capítulos (como el 3 y el 4) en los que prácticamente no hay acción. Y por supuesto el dibujo de Giorello, complementado de modo insuperable por el color de José Villarrubia, le imprime a la historia una fuerza increíble. Tanto en los momentos ominosos, como cuando hay que mostrar a milicos y príncipes rosqueando en un palacio, como cuando estalla el combate entre cientos (o miles) de soldados, cada uno con sus armas, cascos, caballos, etc., nuestro compatriota da cátedra de cómo se dibuja una historieta de aventuras. Criaturas fantásticas, chicas hermosas, bárbaros armados hasta los dientes, hechiceros malignos, palacios majestuosos, Giorello te dibuja todo con una elegancia y una potencia que te pone los pelos de punta. Por ahí hay un cierto abuso de los primeros planos (esos en los que Tomás deja ver en los rostros de los varones la sana influencia de Jorge Zaffino), en secuencias donde se podría haber contado lo mismo "de más lejos". Pero la verdad es que la entrega del dibujante es completa, y el resultado es formidable. Tengo que pensar mucho para recordar cuándo fue la última vez que leí un comic de Conan tan bien dibujado. Se supone que la dupla Truman-Giorello llega a su cima más adelante, en la saga de King Conan, así que prometo entrarle pronto a un tomito que trae algo de ese material. Mientras tanto, si nunca leíste el Conan de Dark Horse, ya sabés que en Black Colossus te esperan una historia que tarda en explotar pero no está mal, y uno dibujos y un color alucinantes.
Me voy a España, año 2018, cuando se publica El Tesoro del Cisne Negro, una novela gráfica en la que el hiper-consagrado Paco Roca forma equipo con el diplomático y escritor Guillermo Corral, ahora convertido en guionista de historietas. Si el otro día cuando leía El Pacto del Letargo hubo momentos en los que flasheaba una novela de Arturo Pérez-Reverte, con El Tesoro del Cisne Negro llegué al punto de chequear si el argumento no estaba basado en una obra del maestro cartaginés. Esta es una novela absolutamente protocolar que, como todo trámite protocolar, avanza a un ritmo muy lento. La trama es muy atractiva, y tiene más de un punto de inflexión en los que gana nuevas capas de complejidad, para que los conflictos se tensen y uno no sepa cómo se pueden llegar a resolver. En general, es un buen guion, con buen desarrollo de personajes y un tratamiento serio y verosímil de una temática muy ganchera como es la aparición en nuestro milenio de un gigantesco tesoro hundido en el océano desde principios del Siglo XIX. Los dos problemas que encontré son: 1) el villano es un personaje sin matices ni dobleces. Desde la primera vez que aparece ya intuís que Frank Stern es un sorete, y en las 200 páginas de la novela Corral no hace más que ratificarlo. 2) una punta relevante de la trama se resuelve con una casualidad medio grosera, cuando Alex va al mismo restaurante que Stern y Moreno, el mismo día, a la misma hora. El resto está muy bien. Es una historia de verdad, memoria, justicia y dignidad, que se apropia de elementos del documental, de la comedia romántica, del thriller financiero y del courtroom drama tan popular en EEUU. Y tiene ese final agridulce, onda Raiders of the Lost Ark que me cerró por todos lados. El dibujo de Paco Roca es sintético, adusto, con una economía de recursos muy notable. Por momentos me pareció estar viendo dibujos hechos a tinta sin lápiz previo, pero evidentemente la planificación de las secuencias de Roca es tan ajustada que no se puede hacer sin por lo menos bocetos bastante trabajados. Roca se esfuerza todo el tiempo para que el dibujo no llame la atención, no nos distraiga ni por un segundo de la historia. El dibujo está ahí porque filmar El Tesoro del Cisne Negro con actores en escenario reales era un kilombo y salía muy caro. Pero pareciera no tener ninguna otra función. El color sí, es muy generoso en climas, transmite muchísima emoción y funciona como un elemento importante en la narración. Es raro lo que me pasó con el dibujo, porque por un lado me gustó, y por el otro pienso que esto mismo lo podría haber dibujado un tipo mucho más genérico, más del montón, mucho menos talentoso que Roca, y habría funcionado de la misma manera. Y Paco podría haber dedicado los años que trabajó en este libro a otra obra con guion suyo, de esas que te masacran el alma. Pero bueno, se copó con este proyecto, le dio jerarquía y visibilidad a un guion muy consistente y no se le puede decir ni mu, porque el resultado es satisfactorio, lo mires por donde lo mires. Tengo un libro más de Roca sin leer, que supongo que llegaré a reseñar muy a fin de año, o ya el año que viene. Y nada más. Muchas gracias a tod@s l@s que descargan la Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/. Hicimos un laburazo y está bueno que llegue a destino. Nos vemos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

2 comentarios:

Leandro dijo...

Andres, existe una serie española "La fortuna" dirigida por Alejandro Amenabar basada en el comic El tesoro del cisne negro. Creo esta disponible en Flow. El papel del cazatesoros lo hace Stanley Tucci

Leandro dijo...

El tesoro del cisne negro esta basado en hechos reales. Existio el hundimiento de La Merced. Eso si, cambiaron los nombres de los protagonistas. El capitan del barco que ve como vuelan La Merced con su familia a bordo es Diego de Alvear padre del general argentino Carlos de Alvear. Carlos, adolescente, estaba con su padre viendo como estallaba La merced con su madre y siete hermanos a bordo.