el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 20 de septiembre de 2025

HOY, DOS CORTITAS

Entre los dos libros que tengo para reseñar hoy, no llegamos ni a las 120 páginas de historieta. Puede ser, entonces, que las reseñas queden un poco más breves que las habituales. Hacía bastante que no visitaba La Mazmorra, pero qué regreso, la puta madre. Des Soldats d´Honneur, el décimo tomo de la serie Donjon: Monsters, entra cómodo al podio de los mejores álbumes de esta complejísima saga. Ubicado en el nivel 95, cuando Herbert ya es el Gran Khan y Marvin ya es el Rey Polvo, Des Soldats d´Honneur cambia totalmente el registro de lo que venían contando Lewis Trondheim y Joann Sfar en este universo, para ofrecernos una historia desgarradora, dramática, crepuscular, enchastrada de mala leche, melancolía y desazón. Básicamente es la historia de un soldado absolutamente leal al Gran Khan, un guerrero de segundo orden que recibe la orden de arrestar y escoltar a su hermano (responsable de un incidente que en realidad fue provocado por el Rey Polvo), a quien debe dejar abandonado en el desierto, para que muera de sed y es lo coman los buitres. Los dos hermanos crecieron juntos y no se separaron un solo día, pero Görk no duda un instante en cumplir su mandato. La vida de Krag no es nada comparada al honor de servir al Gran Khan. ¿O sí? El álbum nos va a contar la sucesión de complicaciones y enredos en los que se mete Krag tratando de cumplir la sentencia que terminará con la vida de su hermano. Y lo hará de una manera seria, profunda, sin chistes, de modo que la crueldad y la violencia cobrarán otra impronta, porque ahora no está el humor para morigerarlas. Sfar y Trondheim optan por no usar globos de diálogo. Incluso cuando las escenas se basan en conversaciones entre los personajes, todo está narrado en off por el propio Krag en bloques de texto que nos revelan, además de lo que se dice, lo que siente el protagonista en cada momento. Así, llegamos a meternos bien a fondo en la psiquis de este complejo y fascinante personaje, un hallazgo increíble dentro de este universo donde creíamos que todos los bichos eran "funny animals". Funny, las pelotas. Y para hacer todo más oscuro, más épico, más apocalíptico y más crepuscular, el dibujante elegido para este álbum no es otro que el genio absoluto de Frederic Bezian. Y Bezian nos deleita con 46 páginas gloriosas, en las que no modifica nunca la grilla de seis viñetas iguales (la Gran Kirby), pero se luce con un par de polípticos magistrales. Es alucinante ver el universo casi siempre festivo de Le Donjon reinterpretado por Bezian en clave oscura, con su trazo sobrecargado, expresivo, obsesivo por momentos, con esa paleta de colores apagados, que potencian la tristeza y la desesperanza que impregnan el guion. No se me ocurre por qué, en la época en que Norma publicaba La Mazmorra en álbumes individuales, dejó afuera de la colección a Des Soldats d´Honneur. Sin dudas estamos ante una obra maestra, una gema (otra gema) en la corona de Sfar y Trondheim, y un muy buen punto de entrada al universo ominoso y tétrico de Frederic Bezian.
Me voy a Paraguay, año 2020, cuando se edita La Joya, un álbum protagonizado por Warrior-M, el personaje creado por Robin Wood y Roberto Goiriz. Yo conocía al personaje por una saga anterior (supongo que era la primera), publicada en 2006 no en libro, sino en revista, también en una editorial paraguaya. En la que probablemente sea la última colaboración entre los dos maestros, Warrior-M vuelve para una aventura de 70 páginas, claramente estructurada en episodios de 10 páginas, pero que se leen de manera muy armoniosa, muy fluida, en este formato tipo novelita gráfica. No me quiero hacer el boludo con esto: el personaje no me cae muy simpático. Es el típico macho recio, cancherito, cínico, que se hace el duro y que se gana a cualquier minita casi sin esfuerzo. Lo único copado de Warrior-M es que (a diferencia de otros héroes cancheros de Wood, como Dago) cobra de lo lindo. Warrior-M opera medio al margen del orden establecido, en un contexto de hard boiled clásico, pero transplantado a un futuro no muy lejano, onda Blade Runner, algo que Robin ya había probado con muy buenos resultados en Morgan, aquella serie que dibujaba Cacho Mandrafina a fines de los ´80. Lo más interesante de "La Joya" es que a Robin no le alcanza con combinar el policial hard boiled con la ambientación futurista, y desde temprano incorpora más elementos fantásticos, vinculados al mundo de las hadas. Una movida audaz e impredecible, porque cuando a vos te dicen "una onda Blade Runner", lo último que te imaginás son hadas y criaturas mágicas. Pero el guion las incorpora de un modo bastante orgánico, no se sienten como algo demasiado bizarro o traído de los pelos. La aventura en sí no me pareció muy lograda, más allá de que Robin siempre te engancha con los diálogos filosos. El dibujo de Goiriz cumple muy dignamente. No es muy original (las poses de las chicas con escasa vestimenta nos resultan invariablemente familiares a los pajeros que alguna vez consumimos comics o revistas eróticas), pero es dinámico, generoso a la hora de dibujar fondos, hábil para ampliar el menú de enfoques y angulaciones, y está apuntalado por un trabajo magnífico del colorista Kike Espinoza. Espinoza logra combinar con naturalidad y talento el clima mugriento de la ciudad (típico del policial negro), con el neón y la tecnología futurista, y con el aura mágica de las hadas. No es poco, y Warrior-M se beneficia mucho de esta gran simbiosis entre el grafismo bien clásico, bien aventurero de Goiriz y la paleta de Espinoza. "La Joya" está lejos de ser un trabajo realmente relevante en el contexto de la increíble carrera de Robin Wood, y si reviste algún interés particular (más allá del mero entretenimiento) es porque probablemente se trate de una de sus últimas obras... o al menos fue publicada cuando el ídolo ya se había retirado de la profesión. Nada más, por hoy. Nos encontramos el miércoles a las 22:30 en la nueva emisión en vivo de Agenda Abierta (obviamente en el canal de YouTube de Comiqueando), o con nuevas reseñas, acá en el blog.

4 comentarios:

Major Tom dijo...

Continua de la reseña anterior, con un gran agradecimiento a mi hermano Maxi y el licenciado Bustamante.

Recap: El licenciado en ciencias políticas y periodista especializado en historieta, Andrés Accorsi, fue encantado por un cocodrilo al defender una nena y perdió el conocimiento, cuando despertó se encontraba en una camilla de un hospital, pero al dormirse... ¡se sumió en un sueño profundo donde olvidó la realidad y comenzó una nueva vida!

Major Tom presenta orgullosamente Las Aventuras en blog de Andrés Accorsi

Una tarde, caminando por el prado, Andrés vió un coyote que tenía un sombrero amarillo... el coyote parecía observarle, Andrés sintió curiosidad por el pequeño animal y su peculiar sombrero de color amarillo, pero no quería acercarse al mismo por precaución. Ya habíale sucedido en el pasado que un perro le mordiera la mano, por eso, su relación con los animales estaba sentida, especialmente si se trata de un animal salvaje como un coyote, que es mucho más peligroso que un perro.

El coyote se acerco a unos tres metros de Andrés y le pregunto: "Qué estás leyendo ahora?"
Leyendo? - repreguntó Andrés Accorsi? De que estás hablando?
Oh, dejame presentarme- dijo el coyote- me llamo Tony, y soy lector, pero no estoy siguiendo ninguna colección o serie de comics en este momento.
Comics - dijo Andrés Accorsi- oh, no no, yo no leo esas cosas, los comics destruyen tu cerebro y te incitan a practicar la homosexualidad o ingerir drogas, no, no leo esas cosas...
¡Rápidamente, el coyote se acercó a el y le mordió la mano!
"Ay", "me mordiste, hijo de puta" - dijo Andrés Accorsi al coyote", "por que mierda me mordiste, infeliz, si yo no hice nada, la puta que te parió?"
TO BE CONTINUED

Major Tom dijo...

El coyote se alejó velozmente y dejó a Andrés sumido en una profunda confusión y tristeza, además del dolor que sentía en su mano, pues el coyote se la había mordido fuertemente. No entendía porque el animalito le había hecho daño o que podría haber hecho el para generar semejante reacción. Se sentía confundido, frustrado, enojado, triste, alienado, con algo de hambre, y decidió volver al hogar.
El camino al hogar se hizo más largo de lo usual, fantaseaba con morder una apetitosa hamburguesa, en una sabrosa pata de pollo, en una porción de tarta... "me comeria un sandwich de coyote, la puta madre que lo parió" llegó a decir!
Al volver al hogar, su mentor lo esperaba... "donde has estado Andrés?", "te demoraste mucho, hijo mio". Andrés le contó lo sucedido y esto sobresaltó gravemente a Norberto...
"Dices que un coyote, muchacho?" Oh, si señor, un coyote - dijo Andrés Accorsi- y tenía un sombrero amarillo - agregó...
¡Santo Cielo, muchacho! No debes contarle esto a nadie, es muy muy importante que no lo hagas, entiendes? dijo Norberto. "Claro", dijo Andrés Accorsi.
¡Una mujer que estaba cerca, se alejó rápidamente!
"La puta madre, estamos perdidos muchacho", dijo Norberto, y se llevó las manos a la cabeza
TO BE CONTINUED

Major Tom dijo...

Esa noche se escaparon de la Aldea, vadeando el gran río hacia el sudeste, adentrándose en las tierras del viejo Mengueche, y luego más allá, cerca del monte verde, donde ya el pueblo no se podía distinguir en el horizonte. Cada tanto Andrés intentaba preguntarle a Norberto la razón del exilio, pero Norberto se negaba a responderle, lo que aumentaba aún más y más la curiosidad de Andrés Accorsi.
¡Las galletitas Sonrisas se habían terminado y no había más agua en la cantimplora! Andrés se quejó diciendo... "padre, ya no puedo más, no puedo seguir, si continuamos así, falleceré de pena!"
Norberto le reprendió con severidad, instándole a que se ponga de pie, "no seas necio, hijo mío, tu vida depende de esto, levántese carajo!" Andrés ya no podía más, estaba harto de todo, como desprendiéndose de la realidad, algo estaba mal en el tejido. Al llegar la mañana, se veia a lo lejos una casona escondida en el bosque... "hemos llegado" dijo Norberto "esa es la casa de la vieja Laura, la madre de todas las putas, será nuestro refugio"
TO BE CONTINUED

Major Tom dijo...

Cuando despertó, sintió olor a pollo y no recordaba nada de la noche anterior. Se encontraba descansando en una cama de madera con sabanas rosas. Sintió muchas ganas de defecar y de orinar y se incorporó buscando un inodoro donde encontrar un refugio que de lugar a la satisfacción de sus necesidades. Por medio de una pequeña puerta, accedió al angosto pero cálido baño. Había un inodoro muy limpio y papel en abundancia, lo cual lo hizo sentir muy feliz. Andrés Accorsi utilizó el inodoro y se sintió renovado al terminar de hacerlo. Bajó al salón por medio de una escalera y se encontró con Norberto y Laura. Hola muchacho, que bueno que has bajado -dijo el afable anciano... "ella es Laura, y te ayudará de aquí en más"
Laura era una mujer tucumana de 60 años con aspecto aguerrido y un leve parecido a Bernardo Neustadt, pero en versión femenina. Laura le sonrió y le dijo "hola joven, espero que te guste el pollo al horno, también tienes papas a la provenzal y vino tinto", Andrés le agradeció y se dispuso a comer, pues no solamente se encontraba muy cansado, sino famélicamente hambriento. La mención de la carne de pollo le hizo despertar un fuerte apetito, que se dispuso a saciar con suma felicidad. Por un momento, las dudas y los cuestionamientos cesaron y perdieron importancia, puesto que el hambre se hizo rugir... y aquí estaba el medio para combatirlo, justo arriba de la mesa, brillando doradamente. El sabor y el aroma eran sencillamente deliciosos...
TO BE CONTINUED