el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 26 de julio de 2023

TARDE DE MIÉRCOLES

Hoy a las 22:30 hs, en el canal de YouTube de Comiqueando, tenemos una nueva emisión en vivo de Agenda Abierta, el programa que conduzco yo, pero en el que pueden participar tod@s l@s que quieran hacerlo. No se lo pierdan, que va a estar buenísimo. Vamos con las reseñas, que de eso se trata este espacio: Arrancamos en 1998, con la edición brasilera de Caatinga, un álbum autoconclusivo escrito y dibujado por el maestro Hermann. ¿Por qué carajo lo leí en portugués? Podría chamuyar y argumentar que se debe a que la historia transcurre en Brasil, pero la verdad es que busqué este libro mucho tiempo, y lo quería tener en castellano o en francés. Finalmente me ofrecieron la edición brazuca y dije "bueno, dale", como prueba de lo fácil que soy. Hermann nos lleva de nuevo al Sertao, a la peligrosa tierra de los cangaceiros, que ya visitamos (por ejemplo) el 13/03/13 de la mano de Danilo Beyruth, o en aquel clásico de Hugo Pratt conocido en castellano como "La Macumba del Gringo", o en "Pier el Corso", del maestro Gianni Dalfiume. Claramente la época (principios del Siglo XX) y el lugar (nordeste de Brasil) son propicios para la aventura, y Hermann no se la quería perder. El resultado es un álbum de 48 páginas, que tiene un único problema: el final es un poco abrupto, como si al maestro se le hubiesen acabado las páginas de golpe, antes de llegar a darle el toque final que redondeara un poquito más la epopeya de Diamantino y Manuel. Toda la gran movida que viene armando Clovis Mendes a lo largo de muchas páginas se desactiva en muy pocas viñetas, en las que lo más importante (el exterminio de los cangaceiros por parte de las milicias estatales) sucede fuera de cámara. No se puede discutir que es un final original: cualquier otro autor nos hubiera mostrado esa masacre con Diamantino y Manuel involucrados de lleno en la acción, dispuestos a dar su vida, y probablemente el álbum hubiese terminado así, con los protagonistas muertos tras el cruento combate. Pero no. Caatinga nos ofrece otro final, distinto, menos predecible y también mucho menos impactante que este que flasheaba yo a medida que pasaba las páginas. En el medio, hay mucha acción y sobre todo mucha violencia. Lo que empieza con una boludez (un pibe pobre le afana una cabra a un hacendado rico) va in crescendo hasta convertirse en un huracán de muerte y sangre que impulsa a Diamantino y Manuel hacia terrenos inciertos, donde van a encontrar más muerte y más sangre. Y además, una causa y un destino, de la mano de estos bandoleros duros, curtidos por un terreno y un clima extremos y despiadados. Los muchachos se van a convertir en hombres, en soldados y hasta en héroes en una cantidad bastante breve de páginas, en las que Hermann maneja con maestría el ritmo del relato. Esto mismo, narrado por Robin Wood en una serie para Columba, tomaría no menos de 15 episodios de 14 páginas. Y por supuesto, como suele suceder cuando hablo de obras de Hermann, lo que más me emocionó es el dibujo del maestro belga. Su puesta en página clásica, su narración cristalina, su anatomía impecable, su trabajo demoledor en materia de documentación histórica y -por sobre todo lo anterior- la magia de sus pinceles a la hora de colorear la historieta. La paleta de Hermann hace que Caatinga pase de ser una buena historieta a ser una maravilla del Noveno Arte. Muy recomendada para los fans del ídolo, o de las buenas aventuras para adultos, en general.
Vamos con una historia gloriosa, pero con final triste. Muy poca gente en el habla hispana conoce (y menos aún escribe sobre) Cul de Sac, una tira humorística creada por el estadounidense Richard Thompson a principios de 2004, para The Washington Post. Al principio eran tiras dobles, como la mayoría de las dominicales, coloreadas con acuarelas. Después, en 2007, Cul de Sac se convirtió en una tira diaria que aparecía en blanco y negro de lunes a sábados y a color (también en formato de tira doble) los domingo, ya no en un solo diario, sino en muchos. Hasta que en 2012, Thompson anunció que dejaba la tira por problemas de salud que terminarían con su muerte en 2016, con sólo 58 años. El año pasado conseguí el libro de 2008 que reúne la etapa original de Cul de Sac, y un montón de tiras de cuando pasa a aparecer en un muy buen número de diarios. Y por si faltara algo, un prólogo de Bill Watterson. Obviamente mi primera reacción cuando empecé a leer las tiras fue "la puta madre, ¿cómo tardé tantos años en descubrir que existía esto? ¿Cómo nunca leí artículos de gente que lo recomendara? ¿Cómo nunca se tradujo al castellano?"... en fin, llo habitual en estos casos. ¿Y por qué esta reacción? Porque Cul de Sac es una tira BRILLANTE. Thompson pone como protagonista a una nena de cuatro años que va al jardín de infantes, y alrededor de ella construye un elenco en el que están sus padres, su hermano, sus compañeritos de sala, su maestra, sus vecinos... de a poco te das cuenta de que todo Cul de Sac (que así se llama el barrio cerrado donde viven Alice y el resto) le brinda al autor material para las tiras. Thompson mezcla con maestría el humor delirante que surge de escuchar hablar a los nenes de cuatro años, con un humor más elegante, más sofisticado, y con sutiles pinceladas de sátira social. No es una tira tan existencialista ni tan mala leche como Pearls Before Swine, ni tan tierna como Mutts, pero tiene cosas de ambas. Estamos frente a un autor muy versátil, que claramente conoce el mundo de los nenes de esa edad, y sabe potenciarlo con el contexto de la familia yanki de clase media, el consumismo berreta, los shoppings horribles de la periferia de las grandes ciudades, el tránsito fuera de control y aquel elemento que Charles Schulz nunca exploró y con el que Quino y Watterson hicieron maravillas: el contraste entre el mundo de los chicos y el mundo de los grandes. No quiero vender humo: si bien ganó un montón de premios (entre ellos un Harvey y un Reuben), Cul de Sac no está al nivel de Mafalda ni de Calvin & Hobbes, pero para lo que son las tiras de prensa en el Siglo XXI, es sin dudas un hito. Thompson tampoco dibuja tan bien como Quino o Watterson, pero su trazo (mezcla de Schulz, Watterson, Patrick McDonnell y Ben Katchor) recontra funciona para lo que nos quiere contar. Y te conquista al toque, sobre todo si empezás por las historietas pintadas con acuarelas, que son hermosas. Obviamente ni bien encuentre más recopilatorios de Cul de Sac, me tiro de cabeza. Y nada más, por hoy. Muchas gracias a quienes pasaron por comiqueandoshop.blogspot.com a descargar la Comiqueando Digital nº7, y a quienes todavía no lo hicieron, los esperamos con un número bestial de 360 páginas y unos contenidos audiovisuales exclusivos de un nivel mortífero. Nos vemos esta noche en Agenda Abierta, el domingo 30 en la MiraCon de Miramar, y volvemos a compartir nuevas reseñas muy pronto, acá en el blog.

3 comentarios:

Paco Fernández dijo...

Hola Andrés. No se si lo sabías pero la editorial OCEANO ARGENTINA ha editado dos volúmenes de CUL DE SAC en español. Yo tengo sólo el primero, que en español se llama EN LAS AFUERAS.PRÓXIMA SALIDA. El segundo es NIÑOS JUGANDO.

https://www.oceano.com.ar/Autor/150349

Andrés Accorsi dijo...

No tenía idea, pero me alegra muchísimo que así sea.
¡Gracias por el dato!

Pastruki dijo...

Amé CUL DE SAC y el laburo de Richard Thompson apenas me enteré que existían, allá por 2015. Desde entonces descargué muchas imágenes, chistes, tiras e ilustraciones, y nunca dejé de lamentar su triste y temprano final.
Me enteré por las redes de the billy ireland cartoon library & museum, cuando estaban por hacer uuan expo conmemorativa, contando con un texto e ilustraciones de Bill Watterson (otra de mis obsesiones)
Yo también agradezco el datazo de Paco Fernández y YA me pongo a tratar de conseguir ese material (preferiría en inglés, pero va para largo la cosa)
Awanten Thompson, Watterson & co!