el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 29 de mayo de 2023

LUNES DE CIENCIA FICCION

Tengo un par de libritos listos para reseñar y los dos van más o menos para el lado de la ciencia ficción. Veamos. Empezamos en EEUU, año 2003, cuando la efímera pero gloriosa editorial iBooks lanza The Best of Ray Bradbury, un recopilatorio de historias cortas que adaptan cuentos del legendario escritor, a cargo de un All-Star Squadron de autores de comics. No todas las adaptaciones me gustaron, algunas porque los cuentos originales me parecieron chotos y otras porque el traspaso de un medio a otro les jugó en contra. Pero hay gemas. Repasemos el tomo juntos. La primera historia cuenta con unos dibujos gloriosos de Richard Corben y el argumento es hiper-ganchero. Por ahí si en vez de extenderse 12 páginas se condensaba en ocho, el impacto era mayor, pero así como está, sin dudas funciona. La adaptación a cargo de Mike Mignola tiene el acierto de condensar el relato en 10 páginas... aunque dos de esas páginas tienen mucho texto. En general, está bien equilibrada, el dibujo del ídolo se luce bastante y la idea del cuento original (que es más metafórico que aventurero) está bien llevada al papel. La tercera adaptación, por el contrario, naufraga en su propia ambición literaria. Se ve que a Kent Williams y John Van Fleet les costó desprenderse del texto de Bradbury y les quedó algo poco historietístico, similar a un cuento ilustrado, donde por momentos se luce bastante el trazo de estos genios del comic pictórico y por momentos es todo medio un "WTF?", porque el relato secuencial funciona poco y a los tumbos. La de P. Craig Russell es otra adaptación que habría funcionado mejor en menos páginas. No me quejo, porque el dibujo es sublime, pero está estirada un poco al pedo. Probablemente la mejor adaptación del libro sea la de "Night Meeting", 12 páginas memorables a cargo de un Daniel Torres que le pone alma y vida a cada trazo, a cada pincelada de color, y logra mejorar un cuento que ya de por sí era excelente. "Picasso Summer", versionada por Van Fleet, también sufre el lastre de un exceso de texto, pero la trama es muy atrapante y el dibujo es fastuoso, así que se banca sin problemas. La siguiente, a cargo de Mark Chiarello, es una historia sin acción, basada en diálogos y climas, y no está mal, pero se me hizo un poco densa. La adaptación más larga del tomo tiene 14 páginas, en las que el maestro Dave Gibbons mete 16 viñetas chiquitas por página. Así crea un efecto similar al de agarrar un cuento y cambiarle los signos de puntuación. La trama en sí no es tan genial ni tan impredecible, pero la forma en la que la desarrolla Gibbons la hace increíblemente ganchera. En la siguiente adaptación Craig Russell se encarga sólo de la puesta en página y deja el dibujo en manos de un Michael Lark todavía poco experimentado (es un comic de 1995), pero al que ya se le notaba el talento para los climas, sobre todo los opresivos. Muy buen trabajo. Y ya sobre el final, primero tenemos una extrañísima y brillante colaboración entre Harvey Kurtzman y Matt Wagner, una historia 100% en joda, de gran atractivo visual. Después viene Jon J. Muth a emocionarnos con su versión de "The April Witch" (una historia básicamente romántica) y finalmente tenemos una adaptación que ni me calenté en leer: "The Foghorn", a cargo de un señor llamado Wayne Barlowe que se mandó unas ilustraciones preciosas, pero nunca se esforzó por integrarlas entre sí, en generar la famosa "solidaridad icónica" entre los dibujos, con lo cual todo parece un cuento ilustrado, con masacotes de texto que pisan parte de las hermosas imágenes. No es lo que a mí me interesa leer, sorry. Pero bueno, busqué muchos años este libro, y ahora que lo tengo y que lo leí, le levanto el pulgar a la selección de historietistas, a la labor de casi todos ellos y me pregunto cómo carajo esto no se editó nunca en Argentina, donde Ray Bradbury tiene hordas de fans. A todos ellos, les recomiendo este hermoso tomo de 160 páginas en las que los relatos del maestro cobran vida e imágenes de la mano de algunos de los mejores historietistas de todos los tiempos.
Y me voy a España, año 2017, cuando Astiberri publica Cosmonauta, una novela gráfica del maestro Pep Brocal, un autor del que soy fan desde principios de los ´90. Este libro hace trampa: o sea, si lo tuyo es reseñar libros, Cosmonauta está pensado para cagarte como de arriba de un puente. Primero porque el trabajo de Brocal, tanto en el guion como en la faz visual, te deja sin palabras. Y segundo porque incluye un texto de Manel Fontdevila y uno de Álex De la Iglesia en los que estos próceres tiran un montón de puntas para el análisis de la obra que están buenísimas, y que uno no quiere repetir como un imbécil en la reseña. Para ser muy breve, esto es ciencia ficción de la buena. De la que toma los elementos fantásticos vinculados a la tecnología futurista para hablar de nosotros, de nuestro presente, de la alienación, de la memoria, de la estupidez humana, de la manipulación. Con certera mala leche, con un dibujo sintético e hiper-expresivo, con una paleta de colores intencionalmente acotada, Brocal nos lleva en una aventura hacia nuestro interior. En un punto, cada lector en algún momento se transforma en Héctor Mosca, el cosmonauta del título. Porque el autor nos convence de que somos eso: pelotudos a los que nos lanzan a la nada misma, solos, inseguros, dependientes, mutilados, homogeneizados como productos industriales, a surcar el infinito en busca de respuestas trascendentales que nunca vamos a encontrar. Brocal aprovecha la inusual extensión de la obra para experimentar con la narrativa y nos deleita con las más variadas puestas en página que te puedas imaginar. Los flashbacks son geniales, las expresiones faciales están perfectas, y lo más loco: cuando Héctor flashea que se encuentra con Dios, este habla ¡en argentino!. Pibe, boludo, macanudo, quilombo, estoy a full... todas las giladas de nuestro querido castellano rioplatense (en su versión informal, claro) dichas por el típico señor de túnica blanca, barba y pelo largo al que le salen luces locas de la cabeza. Una maravilla. Tendría que escribir toda la reseña con informalismos españoles, o toda en catalán, como para devolverle la gentileza al grosso de Brocal. Pero no os preocupéis, que eso no va a suceder. No la quiero hacer larga al pedo. Recomiendo MUCHÍSIMO este libro, me cago a latigazos a mí mismo por no haberla incluido entre las nominadas a Mejor Historieta de 2017 cuando hicimos ese jueguito con los lectores de Comiqueando para elegir a las mejores obras de la década pasada, y después veleteo, y me felicito por haberla recomendado antes de que saliera, cuando la anunció Astiberri, en un Comic Clip en el sitio web donde escribo casi todos los días. Muy satisfecho con las lecturas, creo que por este mes no tengo nada más para ofrecer en este espacio. Me vuelvo al monumental laburo que exige la Comiqueando Digital, y ni bien pueda, habrá nuevas reseñas acá en el blog. Gracias y hasta entonces.

2 comentarios:

NN dijo...

La portada me parece un horror¡Pero qué nombres! Kent Williams, J.J. Muth, Craig Russell, Chiarello, Daniel Torres... La de "Picasso Summer" creo que estaba en una "Cimoc", recuerdo haber comprado una -hace mil- por esa historieta. ¿Y McKean qué hace?¿Ilustra nomás? Porque está nombrado en la portada, pero no en tu reseña.

Andrés Accorsi dijo...

Sí, al igual que Moebius y algunos capos más, McKean solo aporta una ilustración que se usa como separador entre historieta e historieta. Y sí, la portada no puede ser más pecho frío.