el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 22 de mayo de 2023

LUNES FRESCO

Me costó leer comics estos días, porque estoy bastante a full con otras cosas, principalmente vinculadas a la Comiqueando Digital que se viene en Julio. Pero ya tengo un par de libritos más para reseñar. Empezamos en EEUU, año 2016, cuando se publica Dreaming Eagles, una saga de seis episodios en las que el maestro Garth Ennis retoma la temática que más le gusta y en la que mejor se desempeña: se trata de un comic bélico ambientado en la Segunda Guerra Mundial, que narra las hazañas de los primeros soldados afroamericanos que lograron completar el durísimo entrenamiento para pilotear aviones de guerra. Ennis nos mete en el día a día de estos cinco muchachos, tan yankis como cualquier otro, pero que -por ser negros- tienen miles de dificultades para desenvolverse y ser reconocidos en unas fuerzas armadas todavía segregadas, donde los blancos los miraban con cara de culo, hicieran lo que hicieran. Y lo mejor es que el planteo del guionista no se puede simplificar en términos de "los negros son los buenos, los blancos son los malos". Sí, el protagonista central, Reggie Atkinson, es negro y es un héroe en todo el sentido de la palabra. Pero también Ennis nos permite intuir el éxito y la efectividad de los pilotos negros en las misiones tiene que ver con la posibilidad de cumplir el sueño de muchos de ellos: matar blancos (en este caso, alemanes). La narración avanza entre escenas bélicas electrizantes y momentos más tranquilos, siempre con el tema del racismo latente, hasta el final de la Guerra. Y ofrece como plus una extensa escena ambientada 20 años después, a mediados de los ´60, cuando Reggie ya es un señor mayor y su hijo Lee empieza a militar en el movimiento de derechos civiles para los afroamericanos, inspirado por el Dr. Martin Luther King. O sea que es un comic variadito, no son sólo combates entre aviones. Y tiene unos diálogos realmente magníficos, que no redundan con lo que muestra el dibujo, ni sobre-explican las situaciones que viven los personajes. Quizás lo más flojo sea el dibujo, a cargo de Simon Coleby. Se trata de un dibujante británico con una vasta trayectoria a ambos lados del Atlántico, pero la verdad que no me movió un pelo. Sus aviones son perfectos, evidentemente maneja muy bien la documentación histórica, pero a la hora de dibujar la figura humana me parece que hace agua. Sus rostros no transmiten ni a palos las emociones que propone Ennis desde el guion y algunos de sus negros parecen blancos pintados de marrón. Encima, pobre pibe, cada episodio abre con una portada fastuosa de Francesco Francavilla, que te revolea las expectativas a la estratósfera. Comparadas con esas imágenes, las de las páginas interiores quedan medio pobretonas. La fuerza de la temática, me parece, es más que suficiente para darle una oportunidad a Dreaming Eagles. Más si te gusta la temática bélica y más si sos fan del Garth Ennis grosso, que es el que aparece cuando el irlandés se pone el casco, caza el fusil y se embarra hasta la cintura en historias de guerra, sin chistes ni gente con superpoderes, pero con mucha verdad.
De las 176.643 obras que se publicaron en Argentina durante 2022 con la firma de Quique Alcatena, me quedó última en la pila Las Aventuras de Mambrú. El libro compila 13 relatos escritos y dibujados por Quique, cuya extensión fluctúa entre las 8 y las 15 páginas, todas ambientadas en mundos de la más absoluta fantasía. Este material fue realizado originalmente para el suplemento de historietas de Télam, y más tarde modificado por el propio Alcatena, que le cambió el formato a las tiras para convertirlas en páginas. El detalle de que esto originalmente se publicó en forma de tiras no es menor, porque acá no nos vamos a encontrar con el despliegue que habitualmente nos ofrece Quique en la puesta en página. Claro, esto no se pensó en términos de página. Sin embargo, el tema de ampliar algunas viñetas, dibujar fondos por detrás de las mismas y reacomodarlas en formato vertical está muy bien logrado, casi nunca hace ruido ni te descoloca como para alterar el flujo de los relatos. Se extraña un poco esa espectacularidad que suele ofrecer Quique cuando tiene que "establecer" una escena, y te tira esos palacios majestuosos, o esas criaturas inconmensurables, pero el dibujo y el color están muy bien, son muy funcionales a lo que el autor quiere contar en estas breves historias. Y bueno, después están los guiones, que -como suele suceder en estas obras en las que Alcatena trabaja como autor integral pensando en un público no exclusivamente compuesto por adultos- me resultaron algo desparejos. Algunos (como el de la Farolera o el de Pierrot) me parecieron medio pavotes, ese en el que Mambrú interactúa con el dibujante repite los chistes que vimos mil veces en los cortos de Chuck Jones con Bugs Bunny o Duffy Duck, y otros, en cambio, me sorprendieron con giros poéticos, o con moralejas muy atractivas, muy bien calzadas en el esquema de la historieta de aventuras. Creo que lo que más me gustó fue verlo a Quique saldar una vieja deuda: a lo largo de su ilustre trayectoria, lo habíamos visto llevar al papel la mitología de las más variadas civilizaciones, algunas incluso inventadas por él mismo. Pero nunca había ambientado una historieta en la ciudad que lo vio nacer. Por eso enloquecí con "¡Botelleroo!", la exploración alcateniana de los mitos porteños. El guapo, el farolito, el tango, la calesita, los corsos... toda una vida esperé que Quique (con o sin Mazzitelli) interpretara en su peculiar estilo el lado fantástico de Buenos Aires, y bueno, por fin llegó. Al guion no lo pongo entre los mejores del libro, pero tampoco está mal. Probablemente, en el contexto global de la inmensa obra de Alcatena, Las Aventuras de Mambrú no arrime a la cumbre, pero me parece genial que se publique, simplemente porque el suplemento de historietas de Télam no existe más hace ya unos cuantos años, y toda esa producción (no sólo la de Quique) está entre perdida y olvidada. Ojalá cunda el ejemplo de Primavera Revólver y se recuperen en buenas ediciones en papel las otras historietas que ofrecía Télam, que ahí había merca de muy buena calidad de unos cuantos autores de primer nivel. Nada más, por hoy. Ni bien pueda, vuelvo a postear nuevas reseñas acá en el blog. Gracias y hasta entonces.

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